lunes, 1 de abril de 2019

Tiempo... Juan 13. 36 - 38



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Después de decir esto, Jesús se sintió profundamente conmovido, y añadió con toda claridad: Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar. Los discípulos comenzaron entonces a mirarse unos a otros, sin saber de quién estaba hablando. Uno de ellos, a quién Jesús quería mucho, estaba junto a él, mientras cenaban”

Juan 13. 21 – 23.
“Simón Pedro le preguntó a Jesús: Señor, ¿a dónde vas? A donde yo voy, le contestó Jesús, no puedes seguirme ahora; pero me seguirás después.
Pedro le dijo: Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? ¡Estoy dispuesto a dar mi vida por ti!
Jesús le respondió: ¿De veras estás dispuesto a dar tu vida por mí? Pues te aseguro que antes que cante el gallo, me negarás tres veces”.
Juan 13. 36 – 38.

Cuánto le habrá dolido al Señor el saber que un  discípulo suyo lo iba a traicionar. Un poco antes, en la sinagoga de Cafarnaúm, cuando Jesús declaró que él era el pan de vida, muchos de sus seguidores lo abandonaron.
Aunque Jesús ya sabía que Judas lo traicionaría; Judas estaba presente cuando Jesús ofreció a sus discípulos el pan y el vino de su Cuerpo y su Sangre. Sin embargo, éste no abandonó sus intenciones y siguió adelante con su fatídico plan.
¿Cómo se habrá sentido Jesús cuando miraba a Judas en la última Cena? ¿O cuando lo veía murmurando contra él o hurtando calladamente el dinero de la bolsa común de los discípulos?
Se debe haber sentido muy dolido. ¡Uno de sus propios discípulos lo estaba traicionando! Uno de ellos había rechazado sus enseñanzas y sus instrucciones y prefería hacer su propia voluntad.
¿Cómo pudo hacer algo tan malo?
Y así como Cristo miraba a Judas, también nos mira a nosotros y nos pregunta: “¿Qué piensas tú de mí? ¿Soy yo para ti el pan vivo que te trae la vida, o soy nada más que una opción entre otras que puedes elegir?”
Jesús es nuestro Señor y Salvador y nadie más puede darnos la salvación. Él es quien nos da la vida eterna.
Tengamos siempre un corazón bien dispuesto y abierto al Señor.
Podemos tener fallas como Pedro que hasta llegó a negarlo como el mismo Señor le había dicho.
Pero Pedro, también dijo: “Señor, ¿a quién podemos ir? Tus palabras son palabras de vida eterna. Nosotros ya hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios”
(Juan 6. 68 - 69).
Nosotros también podemos arrepentirnos y cumplir el propósito que Dios tiene para nuestra vida.
Dios les bendiga abundantemente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario