TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Después
de decir esto, Jesús se sintió profundamente conmovido, y añadió con toda
claridad: Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar. Los discípulos
comenzaron entonces a mirarse unos a otros, sin saber de quién estaba hablando. Uno
de ellos, a quién Jesús quería mucho, estaba junto a él, mientras cenaban”
Juan
13. 21 – 23.
“Simón
Pedro le preguntó a Jesús: Señor, ¿a dónde vas? A donde yo voy, le contestó
Jesús, no puedes seguirme ahora; pero me seguirás después.
Pedro
le dijo: Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? ¡Estoy dispuesto a dar mi
vida por ti!
Jesús
le respondió: ¿De veras estás dispuesto a dar tu vida por mí? Pues te aseguro
que antes que cante el gallo, me negarás tres veces”.
Juan
13. 36 – 38.
Cuánto
le habrá dolido al Señor el saber que un discípulo suyo lo iba a traicionar. Un poco
antes, en la sinagoga de Cafarnaúm, cuando Jesús declaró que él era el pan de
vida, muchos de sus seguidores lo abandonaron.
Aunque
Jesús ya sabía que Judas lo traicionaría; Judas estaba presente cuando Jesús
ofreció a sus discípulos el pan y el vino de su Cuerpo y su Sangre. Sin
embargo, éste no abandonó sus intenciones y siguió adelante con su fatídico
plan.
¿Cómo
se habrá sentido Jesús cuando miraba a Judas en la última Cena? ¿O cuando lo
veía murmurando contra él o hurtando calladamente el dinero de la bolsa común
de los discípulos?
Se
debe haber sentido muy dolido. ¡Uno de sus propios discípulos lo estaba
traicionando! Uno de ellos había rechazado sus enseñanzas y sus instrucciones y
prefería hacer su propia voluntad.
¿Cómo
pudo hacer algo tan malo?
Y
así como Cristo miraba a Judas, también nos mira a nosotros y nos pregunta:
“¿Qué piensas tú de mí? ¿Soy yo para ti el pan vivo que te trae la vida, o soy
nada más que una opción entre otras que puedes elegir?”
Jesús
es nuestro Señor y Salvador y nadie más puede darnos la salvación. Él es quien
nos da la vida eterna.
Tengamos
siempre un corazón bien dispuesto y abierto al Señor.
Podemos
tener fallas como Pedro que hasta llegó a negarlo como el mismo Señor le había
dicho.
Pero
Pedro, también dijo: “Señor, ¿a quién podemos ir? Tus palabras son palabras de
vida eterna. Nosotros ya hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios”
(Juan
6. 68 - 69).
Nosotros
también podemos arrepentirnos y cumplir el propósito que Dios tiene para
nuestra vida.
Dios
les bendiga abundantemente.
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