TIEMPO
DE REFLEXIÓN
"Los
otros discípulos fueron con la barca, arrastrando la red llena de peces, pues
no distaban de la orilla sino como cien metros.
Al descender a tierra, vieron
brasas puestas y un pescado encima de ellas, y pan. Jesús les dijo: Traed de
los peces que acabáis de sacar. Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena
de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se
rompió."
Juan
21. 8 – 11.
Este
es el último milagro registrado de Jesús, y el único milagro que se registró
después de Su resurrección.
Hay
varias cosas aquí, notemos que el Señor usó lo que tienen las personas, como la
base de Sus milagros.
Los
discípulos estaban pescando y no tenían éxito. El Señor Jesús les dio entonces
una gran cantidad de peces. En la fiesta de las bodas de Caná, las tinajas de
agua estaban vacías. El Señor ordenó que las llenaran con agua, y luego
transformó el agua en vino.
Observemos
que lo que Jesús hace, lo hace en abundancia. Las tinajas por ejemplo, estaban
llenas de vino. Hubo también cestas de comida que sobró después de la
alimentación milagrosa de los cinco mil.
Las
redes en este pasaje, estaban llenas de peces.
Aunque
Jesús había preparado pescado, que tenía sobre un fuego encendido para ellos,
también pidió que le dieran algunos de los peces que habían pescado. Es decir,
Él aceptó el trabajo de ellos. Cuando pescaron en respuesta a Su mandato,
aceptó lo que traían.
Hubo
otro tiempo en el que Pedro recogió una maravillosa red llena de peces. Fue en
los primeros tiempos del ministerio de Jesús cuando estaba llamando a Pedro
para que fuera pescador de hombres.
En
aquella ocasión, la red se rompió. La red se rompería y muchos peces se
escaparían, volviendo a su elemento. Pero, esta vez la red no se rompió sino
que fue traída a tierra, llena de grandes peces. Pedro estaba siendo llamado
para alimentar las ovejas y los corderos.
Ahora,
¿Con qué iba a alimentarlos? Con la Palabra de Dios. Con el Evangelio de un
Cristo resucitado y glorificado.
Este
evangelio no sólo salvaría, sino que también guardaría a los que fuesen salvos.
Los creyentes son guardados por el poder de Dios, por medio de la fe. En este
incidente vemos que Jesucristo tiene un propósito para los Suyos: quiere
dirigir sus vidas. Si le obedecemos, nos bendecirá y tendrá un maravilloso
encuentro con nosotros.
Dios
les bendiga abundantemente.
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