miércoles, 10 de abril de 2019

Tiempo... Juan 21. 8 - 11



TIEMPO DE REFLEXIÓN

"Los otros discípulos fueron con la barca, arrastrando la red llena de peces, pues no distaban de la orilla sino como cien metros.
Al descender a tierra, vieron brasas puestas y un pescado encima de ellas, y pan. Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de sacar. Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió." 
Juan 21. 8 – 11.

Este es el último milagro registrado de Jesús, y el único milagro que se registró después de Su resurrección.
Hay varias cosas aquí, notemos que el Señor usó lo que tienen las personas, como la base de Sus milagros.
Los discípulos estaban pescando y no tenían éxito. El Señor Jesús les dio entonces una gran cantidad de peces. En la fiesta de las bodas de Caná, las tinajas de agua estaban vacías. El Señor ordenó que las llenaran con agua, y luego transformó el agua en vino.
Observemos que lo que Jesús hace, lo hace en abundancia. Las tinajas por ejemplo, estaban llenas de vino. Hubo también cestas de comida que sobró después de la alimentación milagrosa de los cinco mil.
Las redes en este pasaje, estaban llenas de peces.
Aunque Jesús había preparado pescado, que tenía sobre un fuego encendido para ellos, también pidió que le dieran algunos de los peces que habían pescado. Es decir, Él aceptó el trabajo de ellos. Cuando pescaron en respuesta a Su mandato, aceptó lo que traían.
Hubo otro tiempo en el que Pedro recogió una maravillosa red llena de peces. Fue en los primeros tiempos del ministerio de Jesús cuando estaba llamando a Pedro para que fuera pescador de hombres.
En aquella ocasión, la red se rompió. La red se rompería y muchos peces se escaparían, volviendo a su elemento. Pero, esta vez la red no se rompió sino que fue traída a tierra, llena de grandes peces. Pedro estaba siendo llamado para alimentar las ovejas y los corderos.
Ahora, ¿Con qué iba a alimentarlos? Con la Palabra de Dios. Con el Evangelio de un Cristo resucitado y glorificado.
Este evangelio no sólo salvaría, sino que también guardaría a los que fuesen salvos. Los creyentes son guardados por el poder de Dios, por medio de la fe. En este incidente vemos que Jesucristo tiene un propósito para los Suyos: quiere dirigir sus vidas. Si le obedecemos, nos bendecirá y tendrá un maravilloso encuentro con nosotros.
Dios les bendiga abundantemente.

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