sábado, 13 de abril de 2019

Tiempo... Hechos 3. 12



TIEMPO DE REFLEXIÓN

"Al ver esto Pedro, habló al pueblo: «Israelitas, ¿por qué os admiráis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiéramos hecho andar a éste?"  Hechos 3. 12


Pedro se dirigió a los varones israelitas. Éste era aún el período de Jerusalén, un período de transición. Nadie aún en otra ciudad había escuchado aún el Evangelio. Todo esto ocurría en Jerusalén.
Pedro tuvo entonces mucho cuidado en aclararles que el milagro que del hombre cojo de la puerta del templo (versículos 3 – 11), no se había realizado por medio de su propio poder.
Pedro dirigiría la atención de sus oyentes judíos hacia el Antiguo Testamento. Y les pedía que si se volvían a Dios, estas profecías se podrían cumplir. Esas profecías, que la mayoría de aquellos israelitas conocía muy bien.
Dijo el profeta Zacarías en el capítulo 12 de su profecía, versículo 10: "Pero sobre la casa de David y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu de gracia y de oración. Mirarán hacia mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por el hijo unigénito, y se afligirán por él como quien se aflige por el primogénito".
Esta profecía podría haber sido cumplida si ellos se hubiesen vuelto a Él. No fue cumplida porque la nación no aceptó al Señor Jesús en aquel entonces. No se arrepintieron y volvieron a Él. Y lo que Pedro estaba haciendo era rogarles que se volviesen al Señor Jesús. Pero ellos se negaban a arrepentirse. De modo que la hora todavía ha de llegar cuando esta profecía de Zacarías será cumplida. Veamos pues lo que escribió Ezequiel; y más adelante también la profecía de Isaías. Ezequiel en el capítulo 36 de su profecía, versículos 27 y 28 dijo: "Pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis estatutos y que guardéis mis preceptos y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios"
Ellos tendrían que haber comprendido que lo que sucedió a este cojo fue, en miniatura, una descripción del estado espiritual de toda la nación. Si ellos se hubiesen vuelto a Dios, todas estas promesas habrían sido cumplidas. 
Los hechos de ellos en el pasado requerían que adoptasen un nuevo curso de acción. Y esa acción era el arrepentimiento y la conversión. Y este no era un mensaje nuevo para ellos.
Dios les bendiga abundantemente.

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