LECTURA
DIARIA:
Hechos
capítulo 20
Mientras
permaneció en Grecia, Pablo pasó mucho de su tiempo en Corinto. De allí
escribió la carta a los Romanos.
A pesar de que aún no había estado en Roma,
los creyentes habían empezado una iglesia allí y Pablo escribió que su plan era visitarlos.
El alboroto
en Efeso motivó que Pablo fuera a Troas, luego atravesando Macedonia llegó a la
región de Acaya. En Acaya fue a Corinto para tratar algunos problemas surgidos
allí. Pablo tenía planes de navegar directamente desde este lugar a Antioquía
en Siria, pero se descubrió una conspiración contra su vida, de manera que
retrasó su marcha a través de Macedonia.
Los
hombres que viajaban con Pablo representaban iglesias que él comenzó en Asia.
Cada uno llevaba una ofrenda de su iglesia local a los creyentes en Jerusalén. Este
fue un modo eficaz de enseñar a la iglesia acerca del deber de ayudar a los
necesitados, para los hombres fue posible informar a sus iglesias lo que
vieron.
Los
judíos creyentes celebraban la Pascua de
acuerdo a las instrucciones de Moisés, aunque no pudieran ir a Jerusalén. Pablo
no estuvo en Jerusalén durante la Fiesta de la Pascua, de manera que estaba
especialmente interesado en llegar a tiempo para Pentecostés, que se celebraba
cincuenta días después de la Pascua. Pablo llevaba algunas ofrendas a los
creyentes de Jerusalén de las iglesias en Asia y Grecia.
La
iglesia de Jerusalén pasaba por tiempos difíciles y él quizás estaba ansioso de
entregarlas a los creyentes en Pentecostés porque era el día de celebración y
agradecimiento a Dios por su provisión.
Pablo
sembró humildemente y "con muchas lágrimas", pero nunca se rindió. El
mensaje de salvación era demasiado importante de manera que no perdió
oportunidad alguna para anunciarlo. Y además, predicó el mensaje de diferentes
formas y a diferentes audiencias.
De
Troas, Pablo viajó por tierra a Asón, luego abordó una nave rumbo a Mitilene y
Samos en su camino a Mileto. Pidió a los ancianos de la iglesia en Efeso que
los despidiera de sus miembros, porque sabía que tal vez no los volvería a ver.
El
Espíritu Santo anunció a Pablo que estaría en prisión y que sufriría. A pesar
de ello, Pablo no dudó en cumplir con su misión. Su carácter enérgico fue un
buen ejemplo para los ancianos de Efeso, algunos de ellos también tendrían que
sufrir por Cristo.
Pablo
pensó que la vida no tenía valor, a menos que se use para la obra de Dios.
Pablo fue una persona comprometida y la meta más importante de su vida era
predicar a otros acerca de Cristo.
La
relación de Pablo con los creyentes es un hermoso ejemplo del compañerismo
cristiano. Los cuidó y amó e incluso lloró por sus necesidades. Ellos
respondieron con amor y cuidado y tristeza por su partida. Oraron juntos y se
consolaron unos a otros.
Pablo
se sentía satisfecho con lo que tenía, en todo lugar, mientras pudiera hacer la
obra de Dios.
Pablo
trabajaba haciendo tiendas para mostrar que estaba libre de codicia, no para
convertirse en millonario. Se mantuvo e hizo lo mismo con otros que trabajaban
con él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario