martes, 30 de abril de 2019

Leyendo... Hechos capítulo 20



LECTURA DIARIA:
Hechos capítulo 20

Mientras permaneció en Grecia, Pablo pasó mucho de su tiempo en Corinto. De allí escribió la carta a los Romanos.
A pesar de que aún no había estado en Roma, los creyentes habían empezado una iglesia allí  y Pablo escribió que su plan era visitarlos.
El alboroto en Efeso motivó que Pablo fuera a Troas, luego atravesando Macedonia llegó a la región de Acaya. En Acaya fue a Corinto para tratar algunos problemas surgidos allí. Pablo tenía planes de navegar directamente desde este lugar a Antioquía en Siria, pero se descubrió una conspiración contra su vida, de manera que retrasó su marcha a través de Macedonia. 
Los hombres que viajaban con Pablo representaban iglesias que él comenzó en Asia. Cada uno llevaba una ofrenda de su iglesia local a los creyentes en Jerusalén. Este fue un modo eficaz de enseñar a la iglesia acerca del deber de ayudar a los necesitados, para los hombres fue posible informar a sus iglesias lo que vieron.
Los judíos creyentes celebraban la Pascua  de acuerdo a las instrucciones de Moisés, aunque no pudieran ir a Jerusalén. Pablo no estuvo en Jerusalén durante la Fiesta de la Pascua, de manera que estaba especialmente interesado en llegar a tiempo para Pentecostés, que se celebraba cincuenta días después de la Pascua. Pablo llevaba algunas ofrendas a los creyentes de Jerusalén de las iglesias en Asia y Grecia.
La iglesia de Jerusalén pasaba por tiempos difíciles y él quizás estaba ansioso de entregarlas a los creyentes en Pentecostés porque era el día de celebración y agradecimiento a Dios por su provisión.
Pablo sembró humildemente y "con muchas lágrimas", pero nunca se rindió. El mensaje de salvación era demasiado importante de manera que no perdió oportunidad alguna para anunciarlo. Y además, predicó el mensaje de diferentes formas y a diferentes audiencias.
De Troas, Pablo viajó por tierra a Asón, luego abordó una nave rumbo a Mitilene y Samos en su camino a Mileto. Pidió a los ancianos de la iglesia en Efeso que los despidiera de sus miembros, porque sabía que tal vez no los volvería a ver.
El Espíritu Santo anunció a Pablo que estaría en prisión y que sufriría. A pesar de ello, Pablo no dudó en cumplir con su misión. Su carácter enérgico fue un buen ejemplo para los ancianos de Efeso, algunos de ellos también tendrían que sufrir por Cristo.
Pablo pensó que la vida no tenía valor, a menos que se use para la obra de Dios. Pablo fue una persona comprometida y la meta más importante de su vida era predicar a otros acerca de Cristo.
La relación de Pablo con los creyentes es un hermoso ejemplo del compañerismo cristiano. Los cuidó y amó e incluso lloró por sus necesidades. Ellos respondieron con amor y cuidado y tristeza por su partida. Oraron juntos y se consolaron unos a otros.
Pablo se sentía satisfecho con lo que tenía, en todo lugar, mientras pudiera hacer la obra de Dios.
Pablo trabajaba haciendo tiendas para mostrar que estaba libre de codicia, no para convertirse en millonario. Se mantuvo e hizo lo mismo con otros que trabajaban con él.

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