miércoles, 17 de abril de 2019

Tiempo... Hechos 7. 17 - 22



TIEMPO DE REFLEXIÓN

"Pero cuando se acercaba el tiempo de la promesa que Dios había jurado a Abraham, el pueblo creció y se multiplicó en Egipto, hasta que se levantó en Egipto otro rey que no conocía a José.
Este rey, usando de astucia con nuestro pueblo, maltrató a nuestros padres hasta obligarlos a que expusieran a la muerte a sus niños para que no se propagaran. En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre. Pero siendo expuesto a la muerte, la hija del faraón lo recogió y lo crió como a hijo suyo. Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras."
Hechos 7. 17 – 22

Estos versículos del capítulo 7 son parte de la defensa que expuso Esteban ante el Sanedrín, y muestran como el hombre, por más preparación que tenga, nunca llega a igualar la sabiduría y la preparación que Dios nos da.
Si Ramsés II había sido el Faraón de la opresión, Moisés podría haber sido el próximo Faraón. La hija de Faraón le crió como a su propio hijo. Es que Faraón no tenía hijos, y por tanto, a Moisés le habría correspondido ser su sucesor en el trono. 
Moisés fue criado en medio de la sabiduría de los egipcios. La sabiduría de los egipcios no puede ser ignorada aun en nuestra época. Habían desarrollado las matemáticas, la química, la ingeniería, la arquitectura, y la astronomía en un alto grado. Habían desarrollado estos campos de estudio de una manera realmente extraordinaria. Consideremos las pirámides, por ejemplo; y los colores que hallamos en las tumbas; colores que han permanecido brillantes durante el paso de los siglos. Ellos eran verdaderos expertos en cuanto al embalsamamiento de cadáveres. También habían calculado la distancia existente entre la tierra y el sol. Realmente, su cultura fue muy avanzada.
Moisés disfrutó de todas las ventajas de aquel entonces, siendo criado como hijo de la hija de Faraón. Fue enseñado en toda la sabiduría de los egipcios. Fue sobresaliente en todo. Sin embargo, él no estaba preparado para guiar al pueblo de Dios. Todos los conocimientos del mundo de aquel entonces, no le capacitaron como para guiar al pueblo.
Y de la misma manera, toda la sabiduría que los hombres tienen hoy, no es suficiente para que puedan comprender la Palabra de Dios. Les resulta demasiado difícil.
¿Por qué? Porque como dijo el apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios, capítulo 2, versículo 14: "pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente". Por tanto, después de cuarenta años de formarse en la sabiduría de Egipto, Dios le envió al desierto. Y allí Dios le preparó adecuadamente para ser el libertador.
La escuela del desierto, aunque no nos guste, es el lugar donde Dios nos prepara para que cada uno de sus hijos pueda realizar la tarea que de antemano Él le encomendó y obtener la victoria que él también tiene para nosotros.
Dios les bendiga abundantemente.

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