lunes, 8 de abril de 2019

Leyendo... Juan capítulo 20



LECTURA DIARIA:
Juan capítulo 20

Otras mujeres fueron a la tumba junto con María Magdalena. No se quitó la piedra de la entrada de la tumba para permitir que Jesús saliera.
Pudo hacerlo con facilidad sin que la movieran. Se puso a un lado para que otros entraran y vieran que Jesús ya no estaba. La piedra del sepulcro estaba quitada y se encontraba a una buena distancia de los lienzos que habían envuelto el cuerpo del Señor. No era posible robar el cuerpo de Jesús y dejar los lienzos como si estos estuvieran todavía envolviéndolo.
Como prueba mayor de que los discípulos no inventaron esta historia, vemos que Pedro y Juan se sorprendieron de que Jesús no estuviera en la tumba. No fue sino hasta que vieron la tumba vacía que recordaron lo que las Escrituras y Jesús habían dicho: ¡El moriría, pero también resucitaría!
La resurrección de Jesús es la clave de la fe cristiana. La resurrección corporal de Jesús muestra que el Cristo viviente, no un falso profeta ni un impostor, es el soberano del reino eterno de Dios.
María Magdalena no tuvo un encuentro con Jesús resucitado hasta que descubrió la tumba vacía. Reaccionó con alegría y obediencia dando la noticia a los discípulos.
Jesús otra vez se identifica con su Padre. Declaró a sus discípulos con qué autoridad llevaba a cabo su obra. Encomendó entonces la tarea a sus discípulos para que difundieran las buenas nuevas de salvación alrededor del mundo. Como el Padre envió a Jesús, Jesús envía a sus seguidores
Jesús detalla la misión de los discípulos: predicar las buenas nuevas de Jesús de modo que los pecados de la gente pudieran perdonarse. Los discípulos no tenían el poder para perdonar pecados (solo Dios puede perdonarlos, pero Jesús les dio el privilegio de decir a los nuevos creyentes que sus pecados fueron perdonados por aceptar el mensaje de Jesús.
Jesús no fue duro con Tomás a pesar de sus dudas. A pesar de su escepticismo, Tomás seguía siendo fiel a los hermanos en la fe y a Jesús mismo.
El cuerpo resucitado de Jesús fue una clase única de cuerpo físico. No era del mismo tipo de carne y sangre que Lázaro tuvo cuando volvió a la vida. El cuerpo de Jesús ya no estaba sujeto a las mismas leyes de la naturaleza como lo estuvo antes de su muerte. Pudo aparecer en una habitación cerrada, a pesar de que no era un fantasma ni una aparición; lo pudieron tocar y pudo comer. La resurrección de Jesús fue literal y física. No se trataba de un espíritu incorpóreo.
 Algunas personas piensan que creerían en Jesús si vieran un milagro o una señal categórica. Pero Jesús dice que son dichosos los que creen sin ver. Tenemos todas las pruebas que necesitamos en las palabras de la Biblia y en el testimonio de los creyentes. Una aparición física no haría a Jesús más real de lo que ahora es.
Para comprender la vida y misión de Jesús con mayor amplitud, todo lo que tenemos que hacer es estudiar los Evangelios. Juan nos dice que en su Evangelio hay solo algunas de las muchas señales que hizo Jesús en la tierra. Pero lo que está escrito es todo lo que nos hace falta saber para creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, por medio del cual recibimos vida eterna.

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