LECTURA
DIARIA:
Juan
capítulo 20
Otras
mujeres fueron a la tumba junto con María Magdalena. No se quitó la piedra de
la entrada de la tumba para permitir que Jesús saliera.
Pudo hacerlo con
facilidad sin que la movieran. Se puso a un lado para que otros entraran y
vieran que Jesús ya no estaba. La piedra del sepulcro estaba quitada y se
encontraba a una buena distancia de los lienzos que habían envuelto el cuerpo
del Señor. No era posible robar el cuerpo de Jesús y dejar los lienzos como si
estos estuvieran todavía envolviéndolo.
Como
prueba mayor de que los discípulos no inventaron esta historia, vemos que Pedro
y Juan se sorprendieron de que Jesús no estuviera en la tumba. No fue sino
hasta que vieron la tumba vacía que recordaron lo que las Escrituras y Jesús
habían dicho: ¡El moriría, pero también resucitaría!
La
resurrección de Jesús es la clave de la fe cristiana. La resurrección corporal
de Jesús muestra que el Cristo viviente, no un falso profeta ni un impostor, es
el soberano del reino eterno de Dios.
María
Magdalena no tuvo un encuentro con Jesús resucitado hasta que descubrió la
tumba vacía. Reaccionó con alegría y obediencia dando la noticia a los
discípulos.
Jesús
otra vez se identifica con su Padre. Declaró a sus discípulos con qué autoridad
llevaba a cabo su obra. Encomendó entonces la tarea a sus discípulos para que
difundieran las buenas nuevas de salvación alrededor del mundo. Como el Padre
envió a Jesús, Jesús envía a sus seguidores
Jesús
detalla la misión de los discípulos: predicar las buenas nuevas de Jesús de
modo que los pecados de la gente pudieran perdonarse. Los discípulos no tenían
el poder para perdonar pecados (solo Dios puede perdonarlos, pero Jesús les dio
el privilegio de decir a los nuevos creyentes que sus pecados fueron perdonados
por aceptar el mensaje de Jesús.
Jesús
no fue duro con Tomás a pesar de sus dudas. A pesar de su escepticismo, Tomás
seguía siendo fiel a los hermanos en la fe y a Jesús mismo.
El
cuerpo resucitado de Jesús fue una clase única de cuerpo físico. No era del
mismo tipo de carne y sangre que Lázaro tuvo cuando volvió a la vida. El cuerpo
de Jesús ya no estaba sujeto a las mismas leyes de la naturaleza como lo estuvo
antes de su muerte. Pudo aparecer en una habitación cerrada, a pesar de que no
era un fantasma ni una aparición; lo pudieron tocar y pudo comer. La
resurrección de Jesús fue literal y física. No se trataba de un espíritu
incorpóreo.
Algunas personas piensan que creerían en Jesús
si vieran un milagro o una señal categórica. Pero Jesús dice que son dichosos
los que creen sin ver. Tenemos todas las pruebas que necesitamos en las
palabras de la Biblia y en el testimonio de los creyentes. Una aparición física
no haría a Jesús más real de lo que ahora es.
Para
comprender la vida y misión de Jesús con mayor amplitud, todo lo que tenemos
que hacer es estudiar los Evangelios. Juan nos dice que en su Evangelio hay
solo algunas de las muchas señales que hizo Jesús en la tierra. Pero lo que
está escrito es todo lo que nos hace falta saber para creer que Jesús es el
Cristo, el Hijo de Dios, por medio del cual recibimos vida eterna.
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