sábado, 27 de abril de 2019

Tiempo... Hechos... 17. 18



TIEMPO DE REFLEXIÓN

"Algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos discutían con él. Unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses. Esto decían porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección." 
Hechos 17. 18


La filosofía de los epicúreos era más o menos hedonista, o sea, que proclamaba la búsqueda del placer como fin supremo de la vida. Los estoicos en cambio eran un grupo que creía en la circunspección y la moderación. Los epicúreos creían que uno no debía restringirse. Creían que de esta manera uno podría vencer las demandas de la parte física del ser humano. Creían que uno debía darle al cuerpo todo lo que quería tener. Los epicúreos deben haber participado plenamente en cualquier forma de moralidad que nosotros hoy consideramos avanzada. Ahora, por contraste, los estoicos creían que se debía ejercer un dominio total sobre el cuerpo.
Pues bien, vemos aquí al pueblo griego, es decir, a los filósofos de ambos grupos, que vinieron para oír lo que Pablo tenía que decir. Pablo había estado hablando mucho y por eso lo llamaban charlatán. Ahora, su tema era algo nuevo para ellos. Consideraban el nombre de Jesús y la idea de la resurrección, como "nuevos dioses."
Muchas tendencias actuales no constituyen una nueva ideología, sino un resurgimiento de aquella antigua filosofía griega. Pero, observemos que aquellos filósofos griegos, no lograron comprender a Pablo. Quizás Pablo era demasiado profundo para ellos. Y la filosofía griega estaba en una fase de decadencia en Atenas, especialmente en esa época.
Los filósofos griegos estaban en una completa oscuridad espiritual. Estaban en peores circunstancias que los gálatas, los filipenses, y los tesalonicenses. Sin embargo, se creían grandes sabios. Las personas de este tipo son las más difíciles de alcanzar con la Palabra de Dios y con el evangelio.
Y así sucede también con los que no son verdaderos creyentes, es decir, que profesan ser cristianos pero no lo son, porque creen que no necesitan más que el conocimiento superficial que tienen. Parece que no se dan cuenta que en verdad, necesitan un Salvador, no solo para salvarles del pecado, sino también para salvarles en su vivir diario, a fin de que sus vidas sean dignas de ser vividas y tengan valor para Dios. 
Dios les bendiga abundantemente.

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