viernes, 5 de abril de 2019

Leyendo... Juan Capítulo 17.


LECTURA DIARIA:
Juan capítulo 17
Todo este capítulo es la oración de Jesús. A partir de ella, aprendemos que el mundo es un tremendo campo de batalla donde las fuerzas bajo el mando de satanás y las que están bajo la autoridad de Dios están en guerra.

A satanás y sus fuerzas los motiva un amargo odio hacia Cristo y sus fuerzas. Jesús oró por sus discípulos, incluyendo a quienes lo seguimos hoy en día. Pidió a Dios que guardase del poder de satanás a sus creyentes escogidos, apartándolos y haciéndolos puros y santos, uniéndolos mediante su verdad.
Aquí Jesús dice con claridad como obtener la vida eterna, conociendo a Dios el Padre a través de su Hijo, Jesucristo.
Cuando confesamos nuestro pecado y nos apartamos de él, el amor de Cristo vive en nosotros por medio del Espíritu Santo.
Antes de que Jesús viniese a la tierra, era uno con Dios. En este momento, cuando su misión sobre la tierra casi ha acabado, Jesús pide a su Padre que lo restaurase a su lugar original de honor y autoridad.
Jesús dijo: "he sido glorificado en ellos". La gloria de Dios es la revelación de su carácter y su presencia. La vida de los discípulos de Jesús revelan su carácter y Él está presente en el mundo a través de ellos.
Jesús pedía que los discípulos estuvieran unidos en armonía y amor así como lo están el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la unión más fuerte de todas. Judas fue "el hijo de perdición", que se perdió porque traicionó a Jesús.
El gozo es un tema común en las enseñanzas de Cristo. Él quiere que estemos gozosos. La clave del gozo sin medida es vivir en contacto íntimo con Cristo, la fuente de todo gozo. Al hacerlo, experimentaremos el especial cuidado y la protección de Dios y veremos la victoria que da Dios aun cuando la derrota parece cierta.
El mundo odia a los cristianos porque los valores de estos difieren de los del mundo. Como los seguidores de Cristo no colaboran con el mundo uniéndose a su pecado, se convierten en acusaciones vivientes contra la inmoralidad del mundo. El plan que sigue el mundo es el de satanás, y este es el enemigo declarado de Jesús y de su pueblo.
Un seguidor de Cristo se santifica (apartado para uso sagrado, lavado y hecho santo) al creer y obedecer la Palabra de Dios.
Jesús no pidió que Dios quitara a los creyentes del mundo, sino que los usara en el mundo. Como Jesús nos envía al mundo, no tenemos que tratar de escaparnos de él. Tampoco debemos evitar toda relación con inconversos. Tenemos el llamado a ser sal y luz (Mateo 5.13-16), y debemos hacer la obra que Dios nos envió a hacer.
Jesús oró por los que le seguirían, incluyéndolo a usted y a otros que conoce. Oró pidiendo unidad (17.11), protección del mal (17.15) y santidad (17.17). Saber que Jesús oró por nosotros nos debe dar confianza al hacer la obra para el Reino de Dios.
El gran deseo de Jesús era que sus discípulos llegasen a ser uno. Quería que se uniesen para ser un poderoso testimonio de la realidad del amor de Dios. Jesús oró pidiendo unidad entre los creyentes basándose en la unidad de los creyentes con El y el Padre. Los cristianos pueden conocer la unidad entre ellos si viven unidos a Dios. Por ejemplo, cada pámpano que vive unido a la vid lo está también con todos los otros pámpanos que hacen lo mismo.

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