lunes, 29 de abril de 2019

Leyendo... Hechos capítulo 19



LECTURA DIARIA:
Hechos capítulo 19

Efeso era la capital y el centro comercial principal de la provincia romana de Asia. Centro de transporte marítimo y terrestre, a la par de Antioquía en Siria y Alejandría en Egipto, era una de las grandes ciudades en el Mediterráneo. Pablo permaneció poco más de dos años en Efeso.

Priscila y Aquila se encontraron con Pablo en Corinto, mientras el apóstol realizaba su segundo viaje misionero. Acababan de expulsarlos de Roma por el decreto del emperador Claudio en contra de los judíos. Abrieron su hogar a Pablo, quien colaboró con ellos en la fabricación de tiendas. Pablo les abrió su corazón, enseñándoles su riqueza de sabiduría espiritual.
Cuando oyeron a Apolos hablar, les impresionó su habilidad en la oratoria, pero llegaron a la conclusión de que el contenido de su mensaje no era completo. Hasta entonces, Apolos sabía lo que Juan el Bautista dijo en su mensaje acerca de Cristo. Priscila y Aquila le hablaron de la vida de Jesús, su muerte y resurrección, y la realidad de la presencia de Dios en el Espíritu. Apolos continuó predicando con poder, pero ahora con la historia completa. El bautismo de Juan fue una señal de arrepentimiento de pecados solamente, no un indicio de nueva vida en Cristo.
Como Apolos, los creyentes efesios necesitaban más información en cuanto al mensaje y el ministerio de Jesucristo. Por la fe creían en Jesús como el Mesías, pero no entendían el significado de la muerte y resurrección de Cristo ni la obra del Espíritu Santo.
Pablo impuso sus manos sobre los discípulos, estos recibieron el Espíritu Santo de la misma forma que los discípulos en Pentecostés.
Al ser expulsado de la sinagoga, Pablo habló en la sala de conferencias de la escuela de Tiranno, la que por lo general se usaba en la mañana para enseñar filosofía.
Había judíos que viajaban de ciudad en ciudad diciendo que sanaban y echaban fuera demonios para ganarse la vida. En su conjuro, recitaban a menudo una lista completa de nombres de diferentes deidades para asegurarse de incluir la deidad correcta. Aquí trataban de usar el nombre de Jesús en un esfuerzo de igualar el poder de Pablo. Muchas personas de Efeso participaban de lleno en exorcismo y prácticas ocultistas para su provecho. Los hijos de Esceva quedaron impresionados con la obra de Pablo, cuyo poder para echar demonios vino del Espíritu Santo, no de brujos y, obviamente, era más poderoso que el de ellos. Descubrieron, sin embargo, que uno no puede controlar ni imitar el poder de Dios. Estos hombres invocaron el nombre de Jesús sin conocerlo. El poder para cambiar personas radica en Cristo. No es suficiente recitar su nombre como un amuleto mágico. El obra solo a través de quienes escoge.
Efeso se consideraba un centro de magia negra y otras prácticas ocultistas. La superstición y la hechicería eran prácticas comunes. Dios es claro al prohibir dichas prácticas (Deuteronomio 18.9-13).
Diana era una diosa de la fertilidad. La representaba una escultura femenina con numerosos pechos. Una enorme estatua de ella estaba en el gran templo de Efeso.
Cuando Pablo predicó en Efeso, Demetrio y sus colegas plateros no estuvieron de acuerdo con su doctrina. Su enojo era muy grande pues la predicación atentaba contra sus ganancias. Hacían estatuillas de plata de la diosa efesia Diana y si la gente empezaba a creer en Dios y desechaba sus ídolos, su fuente de ingresos sufriría. La estrategia de Demetrio para alborotar a la multitud fue apelar al amor que la gente tiene al dinero y luego ocultar su codicia tras la máscara del patriotismo y la lealtad religiosa.
El alboroto en Efeso convenció a Pablo que era hora de marcharse, pero esto también le mostró que la ley aún daba cierta protección a los cristianos al enfrentar la adoración de la diosa Diana, la religión idólatra más grande en Asia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario