domingo, 7 de abril de 2019

Tiempo... Juan 19.30



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo: ¡Consumado es! E inclinando la cabeza, entregó el espíritu”.  Juan 19. 30


El apóstol Juan vio lo que estaba sucediendo en la cruz, cuando Jesús fue crucificado. Fue testigo de la muerte de Jesús.
Unos momentos antes de su muerte Jesús, declaró: "¡Consumado es!". Es una palabra en el griego y puede traducirse, "¡Hecho!" "¡Ya está!" O "Completado".
La obra redentora de Jesucristo se terminó.
El Hijo dio su reporte al Padre en voz alta para que toda la humanidad pudiera oír, y entonces fue a casa al Padre habiendo completado la voluntad del Padre.
Jesús no dijo, "He terminado". En esencia, dijo, "Se terminó, y como resultado es para siempre hecho". "Está terminado". "Hecho." La idea es de la perfección, realización, de socorro, de satisfacción, y victoria.
Todos los pecados acumulados, y la culpa de todos los hombres, de todos los tiempos, la culpabilidad de todos los tiempos, incluidos los infiernos combinados de todos los que han ofendido a Dios, fue pagado en su totalidad por su muerte.
La muerte de Jesucristo completó la obra redentora. El Cordero de Dios ha hecho su gran sacrificio para el mundo. Esto es lo que está hecho. Nuestro gran Sustituto pagó el gran rescate, pagó  hasta el último centavo.
 "Consumado es" ¡en verdad! No hay nada que se pueda agregar al sacrificio expiatorio de Jesucristo.
Nuestra expiación fue completada en el momento de la muerte de Cristo por nuestros pecados.
El pago fue pagado en su totalidad. Dios declaró, ¡Consumado es!
Nunca podremos compensar nuestros pecados, no importa cuán religiosos pensemos que somos. Nunca podemos contribuir a nuestra salvación en el menor grado.
"¡Consumado es!" No podemos añadir la menor cosa a su obra terminada.
El perfecto sacrificio de Cristo es tan perfecto y definitivo que no deja ninguna responsabilidad para cualquier pecado posible de ningún hombre.
"¡Consumado es!" Dijo Jesucristo. "¡Terminado!" ¡Hecho! ¡Completo!
El apóstol Pablo declara: "No hay ahora ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús" (Romanos 8.1)
No es lo que traemos en nuestras manos, es lo que Cristo ha hecho en sus manos que nos salva.
Lo único que debemos hacer es creer en Cristo. La obra de Cristo es absolutamente suficiente para salvarnos y mantenernos salvos.

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