TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre,
dijo: ¡Consumado es! E inclinando la cabeza, entregó el espíritu”. Juan 19. 30
El
apóstol Juan vio lo que estaba sucediendo en la cruz, cuando Jesús fue
crucificado. Fue testigo de la muerte de Jesús.
Unos
momentos antes de su muerte Jesús, declaró: "¡Consumado es!". Es una
palabra en el griego y puede traducirse, "¡Hecho!" "¡Ya está!"
O "Completado".
La
obra redentora de Jesucristo se terminó.
El
Hijo dio su reporte al Padre en voz alta para que toda la humanidad pudiera
oír, y entonces fue a casa al Padre habiendo completado la voluntad del Padre.
Jesús
no dijo, "He terminado". En esencia, dijo, "Se terminó, y como
resultado es para siempre hecho". "Está terminado".
"Hecho." La idea es de la perfección, realización, de socorro, de
satisfacción, y victoria.
Todos
los pecados acumulados, y la culpa de todos los hombres, de todos los tiempos,
la culpabilidad de todos los tiempos, incluidos los infiernos combinados de
todos los que han ofendido a Dios, fue pagado en su totalidad por su muerte.
La
muerte de Jesucristo completó la obra redentora. El Cordero de Dios ha hecho su
gran sacrificio para el mundo. Esto es lo que está hecho. Nuestro gran
Sustituto pagó el gran rescate, pagó hasta el último centavo.
"Consumado es" ¡en verdad! No hay
nada que se pueda agregar al sacrificio expiatorio de Jesucristo.
Nuestra
expiación fue completada en el momento de la muerte de Cristo por nuestros
pecados.
El
pago fue pagado en su totalidad. Dios declaró, ¡Consumado es!
Nunca
podremos compensar nuestros pecados, no importa cuán religiosos pensemos que
somos. Nunca podemos contribuir a nuestra salvación en el menor grado.
"¡Consumado
es!" No podemos añadir la menor cosa a su obra terminada.
El
perfecto sacrificio de Cristo es tan perfecto y definitivo que no deja ninguna
responsabilidad para cualquier pecado posible de ningún hombre.
"¡Consumado
es!" Dijo Jesucristo. "¡Terminado!" ¡Hecho! ¡Completo!
El
apóstol Pablo declara: "No hay ahora ninguna condenación para los que
están en Cristo Jesús" (Romanos 8.1)
No
es lo que traemos en nuestras manos, es lo que Cristo ha hecho en sus manos que
nos salva.
Lo
único que debemos hacer es creer en Cristo. La obra de Cristo es absolutamente
suficiente para salvarnos y mantenernos salvos.
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