TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Simón
Pedro les dijo: Me voy a pescar. Ellos le dijeron: Nosotros también vamos
contigo.
Fueron y entraron en la barca, y aquella noche no pescaron
nada. Cuando ya amanecía, Jesús estaba en la playa; pero los discípulos no
sabían que era Jesús. Entonces Jesús les dijo: Hijos, ¿acaso tenéis
algún pescado? Le respondieron: No. Y Él les dijo: Echad la red
al lado derecho de la barca y hallaréis pesca. Entonces la echaron, y
no podían sacarla por la gran cantidad de peces”.
“Entonces,
cuando habían acabado de desayunar, Jesús dijo a Simón
Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que
éstos? Pedro le dijo: Sí, Señor, tú sabes que te
quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis corderos. Y volvió a
decirle por segunda vez: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le
dijo: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Pastorea
mis ovejas. Le dijo por tercera vez: Simón, hijo de Juan,
¿me quieres? Pedro se entristeció porque la tercera vez le
dijo: ¿Me quieres? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes
que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas”.
Juan
21. 3 – 6; 21. 15 – 17.
Dos
veces Jesús llamó a Pedro, la primera vez que lo llamó fue cuando estaba
pescando (Mateo 4.18) y la segunda vez luego de la resurrección, cuando Pedro
nuevamente no había pescado nada (Lucas 5.1-11) y Jesús por segunda vez, llena
la red de peces.
De
la misma manera que lo llamó, también viene a mostrar que ha resucitado y a
recordarle que todas sus palabras son ciertas, pero enfáticamente viene a
restituir el amor de Pedro.
Tres
veces el Señor Jesucristo le pregunta a Pedro si lo ama, llamándolo por su
antiguo nombre, el que tenía antes de su conversión, Simón, hijo de Jonás, para
recordarle lo que la Gracia había hecho por él.
¿Por
qué le pregunta esto? Porque el que ama cree, no se puede creer sin amar.
Con
el amor tenemos la potencia completa para hacer lo que le agrada a Dios, para
obedecer a su llamado y seguirle. Sólo quien ama puede seguir a Jesús, por eso
Él le recordó a Pedro ese amor, y hoy nos recuerda también a nosotros que Él
nos amó primero, dando su vida por nosotros; por lo tanto no dejemos nuestro
primer amor, no nos olvidemos quién nos llamó.
Si
hemos dejado nuestro primer amor o nos encontramos pasando por una
circunstancia difícil, recordemos la advertencia que el Señor hace en
Apocalipsis: “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz
las primeras obras.” (Apocalipsis 2.4 - 5), y sea cual sea el momento de la
vida en el que nos encontremos, obedezcamos el llamado de seguirle.
Dios
les bendiga abundantemente.
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