TIEMPO
DE REFLEXIÓN
"Pero
María estaba fuera llorando junto al sepulcro; mientras lloraba, se inclinó
para mirar dentro del sepulcro, y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que
estaban sentados el uno a la cabecera y el otro a los pies, donde el cuerpo de
Jesús había sido puesto.
Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque
se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto. Dicho esto, se volvió y
vio a Jesús que estaba allí; pero no sabía que era Jesús. Jesús le dijo: Mujer,
¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Juan
20. 11 – 15.
Al
parecer, María fue la primera persona, a quien el Señor apareció. Hubo once
apariciones antes de Su ascensión al cielo y por el texto podemos deducir que
hubo otras que no fueron descritas.
Para
quienes preguntan por qué Jesús apareció primero a María Magdalena, podemos
decir que Proverbios 8.17 dice, "Yo amo a los que me aman, y me hallan los
que temprano me buscan". Pues bien, ella le buscó, y le buscó temprano.
Ella,
pensando que era el jardinero, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde
lo has puesto."
Ella
no le conoció. Quizás ella no creía que Jesús resucitaría de los muertos. La
incredulidad es ciega, y también es muda, como en el caso de Zacarías. Le
amaba, sí, pero el amor debe estar unido a la fe. Ella estaba llorando porque
le amaba, pero también porque no creía.
Ahora
quizá alguien pregunte: ¿Cuánto cambia el cuerpo glorificado? No sabemos, pero
no creemos que el cambio sea tan grande como para que explique el no poder
reconocer a Jesús. María estaba absolutamente concentrada en su dolor. Aunque
vio a dos ángeles, esto parece que no le llamó la atención de una manera
especial.
Los
ángeles le hicieron una pregunta, no porque no supieran la respuesta, sino
porque trataron de despertar alguna evidencia de fe en María. Ella tenía una
sola cosa en mente cuando respondió. Él todavía estaba muerto y la respuesta
probable fue que el cuerpo hubiera sido robado, según concluyó María.
Cuantas
veces tenemos la misma actitud de María Magdalena, vamos en busca del Señor en oración,
con ruegos y clamor; pero no terminamos de creer que Él puede ayudarnos.
Desconfiamos que Él este escuchándonos y por lo tanto pueda ayudarnos.
La
primera actitud de María fue buena, acudió a donde estaba Jesús, pero a pesar de
que Él estaba delante de ella no lo reconoció, dudó.
Tengamos
cuidado de no ser como María, Hebreos 11. 6 dice: “Pero sin fe es imposible
agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea
que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.
Dios
les bendiga abundantemente.
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