TIEMPO
DE REFLEXIÓN
"Todos
fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según
el Espíritu les daba que hablaran."
Hechos 2. 4
El
bautismo del Espíritu Santo fue predicho por Juan el Bautista en el capítulo 3
del evangelio según de Lucas, versículo 16, y fue repetido por el Señor Jesús,
como vimos en el capítulo 1 de los Hechos, versículo 5: "Porque Juan
ciertamente bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu
Santo dentro de no muchos días".
Este
bautismo de los creyentes reunidos en Pentecostés, señaló el principio de la
Iglesia. Desde aquel día en adelante, todo creyente en el Señor Jesucristo es
puesto en el cuerpo de Cristo por el bautismo del Espíritu Santo. Como dijo el
apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios, capítulo 12, versículo 13:
"Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto
judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber
de un mismo Espíritu."
Ahora,
la plenitud del Espíritu Santo también tuvo lugar en el día de Pentecostés.
Observemos que dice aquí en el versículo 4: "Y fueron todos llenos del
Espíritu Santo". Esta plenitud del Espíritu Santo fue para el servicio
cristiano. La experiencia del día de Pentecostés resultó de la plenitud del
Espíritu Santo.
Hoy
ocurre lo mismo. La plenitud del Espíritu Santo es para servicio. Ésta es la
única obra del Espíritu Santo que debemos pedir. Se nos mandó a ser llenos del
Espíritu Santo, como dijo el apóstol Pablo en su carta a los Efesios, capítulo
5, versículo 18: "No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución;
antes bien sed llenos del Espíritu".
Antes
de Pentecostés los creyentes anhelaban esta plenitud del Espíritu. En el
capítulo 1 de los Hechos, versículo 14 leímos: "Todos éstos perseveraban
unánimes en oración y ruego". En base a la promesa del Señor Jesús que les
enviaría el Espíritu Santo.
El
bautismo del Espíritu Santo no es un mandamiento que nos haya sido dado. No es
una experiencia. Es un acto de Dios por medio del cual el Espíritu Santo viene
a morar en el creyente en Jesucristo, sellándole para el día de la redención, y
colocándole en la iglesia, es decir, en el cuerpo de Cristo mediante el
bautismo del Espíritu. Ahora, la plenitud del Espíritu de Dios, le capacita al
creyente para el servicio cristiano. Se nos manda pues que seamos llenos del
Espíritu Santo.
Dios
les bendiga abundantemente.
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