viernes, 12 de abril de 2019

Tiempo... Hechos 2.4



TIEMPO DE REFLEXIÓN

"Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablaran."  Hechos 2. 4


El bautismo del Espíritu Santo fue predicho por Juan el Bautista en el capítulo 3 del evangelio según de Lucas, versículo 16, y fue repetido por el Señor Jesús, como vimos en el capítulo 1 de los Hechos, versículo 5: "Porque Juan ciertamente bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días".
Este bautismo de los creyentes reunidos en Pentecostés, señaló el principio de la Iglesia. Desde aquel día en adelante, todo creyente en el Señor Jesucristo es puesto en el cuerpo de Cristo por el bautismo del Espíritu Santo. Como dijo el apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios, capítulo 12, versículo 13: "Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu."
Ahora, la plenitud del Espíritu Santo también tuvo lugar en el día de Pentecostés. Observemos que dice aquí en el versículo 4: "Y fueron todos llenos del Espíritu Santo". Esta plenitud del Espíritu Santo fue para el servicio cristiano. La experiencia del día de Pentecostés resultó de la plenitud del Espíritu Santo.
Hoy ocurre lo mismo. La plenitud del Espíritu Santo es para servicio. Ésta es la única obra del Espíritu Santo que debemos pedir. Se nos mandó a ser llenos del Espíritu Santo, como dijo el apóstol Pablo en su carta a los Efesios, capítulo 5, versículo 18: "No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu".
Antes de Pentecostés los creyentes anhelaban esta plenitud del Espíritu. En el capítulo 1 de los Hechos, versículo 14 leímos: "Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego". En base a la promesa del Señor Jesús que les enviaría el Espíritu Santo.
El bautismo del Espíritu Santo no es un mandamiento que nos haya sido dado. No es una experiencia. Es un acto de Dios por medio del cual el Espíritu Santo viene a morar en el creyente en Jesucristo, sellándole para el día de la redención, y colocándole en la iglesia, es decir, en el cuerpo de Cristo mediante el bautismo del Espíritu. Ahora, la plenitud del Espíritu de Dios, le capacita al creyente para el servicio cristiano. Se nos manda pues que seamos llenos del Espíritu Santo.
Dios les bendiga abundantemente.

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