sábado, 30 de septiembre de 2017

Leyendo... Salmo 9


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LECTURA DIARIA:
Salmo 9

Alabar es manifestarle a Dios nuestra gratitud y reconocimiento. Es decirle "gracias" por cada uno de los aspectos de su naturaleza divina. Nuestra actitud interna se vuelve una expresión externa. Al hacerlo, nos ayudamos al ampliar así nuestra visión de quién es El. En cada salmo que leemos busquemos algún atributo o característica de Diospor la que le podamos dar gracias. 
Dios es nuestro vindicador, alguien que nos limpia de las críticas y nos justifica ante los demás. 
En esta vida, podemos enfrentarnos a muchas injusticias, pero Dios debe ser alabado, porque El ve y recuerda todo lo bueno que hacemos, y depende de El decidir cuando nos conviene recibir recompensa. Si no confiamos en que El nos vindicará, somos susceptibles al odio y a la autocompasión. Si realmente confiamos en El, podemos experimentar la paz de Dios y librarnos de la preocupación por la forma en la que otros nos perciban o nos traten. 
Dios nunca desampara a aquellos que le buscan. Desamparar a alguien es abandonarlo. Dios no ha prometido que si confiamos en El nunca experimentaremos una pérdida ni un sufrimiento. Significa que Dios mismo nunca nos dejará, no importa lo que suceda.
El está en todos lados en todo momento. El punto central de adoración de los israelitas, era Jerusalén y su hermoso templo. Pero desde este punto central de adoración, los judíos debían hablar al mundo acerca del único Dios verdadero. Todos nosotros queremos que Dios nos ayude cuando tenemos problemas, pero a menudo por diferentes razones. Algunos quieren la ayuda de Dios para tener éxito y agradar a otras personas. Otros quieren que Dios los ayude para estar cómodos y sentirse bien consigo mismos. Sin embargo, David quería que Dios lo ayudara para que fuera restaurada la justicia en Israel y para poder mostrarles a los demás el poder de Dios. 
Quizá el mundo cierre los ojos a la condición de los necesitados, aplastando cualquier esperanza terrenal que pudieran tener. Pero Dios, promete que esto no será así para siempre. Dios juzgará a las naciones malvadas que se olvidan de El y no quieren ayudar a su pueblo. El conoce nuestras necesidades, conoce nuestra tendencia a desesperarnos, y nos ha dado la promesa de que El mismo cuidará de nosotros. Aun cuando los demás se olviden de nosotros, el Señor nos recordará.

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