sábado, 30 de septiembre de 2017

Un momento... SIN OBEDIENCIA NO HAY VICTORIA

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UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
SIN OBEDIENCIA NO HAY VICTORIA

No hay vida cristiana de éxito si no hay un corazón dispuesto, no hay victoria, no hay milagros, no hay nada de bendición sobrenatural donde no hay un corazón obediente; porque todas las bendiciones de DIOS y todos sus milagros se reciben por obediencia a la fe. “Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras” (Santiago 2.18) 
La fe produce obras y éstas son el resultado de la obediencia a la fe. Hay una relación estrechísima entre la palabra fe y la palabra obediencia, así que si no hay obediencia, no hay fe. 
Obediencia a medias es desobediencia total. Verdad a medias es mentira. Fidelidad a medias es infidelidad. DIOS hará grandes cosas solamente con gente que quiera hacer su voluntad y para ello se necesita obediencia.
La gran diferencia entre Adán y Jesús es que Adán fue desobediente, su pecado fue la desobediencia; DIOS dijo: “¡No a esto!” y Adán cuestionó: “¿Por qué no?” Eva dijo: “¿Por qué no?” y la serpiente antigua, satanás dijo: “¿Por qué no?… ¿Por qué Dios quiere esto?” 
Cuando agregamos el “¿por qué?” cuando queremos razonar y entender por qué DIOS quería algo o por qué no quería algo, ahí entró la desobediencia.
La fe excede los límites de la razón, los límites del entendimiento. 
Los proyectos de DIOS exceden nuestra imaginación, por muy grande que sean nuestros razonamientos y pensamientos, nunca podremos entender los planes de DIOS que comienzan antes de que cada uno de nosotros hayamos venido al mundo y continúan después que dejemos este mundo. 
Los planes de DIOS exceden nuestra imaginación. Cuando obedecemos a DIOS no tenemos idea de qué tan grandes son sus planes, no tenemos idea cuáles serán las consecuencias en el tiempo. 
Cuando Abraham obedeció a DIOS y se fue a tierra de Canaán, no entendía nada, sólo sabía que había que obedecer, DIOS le decía cosas que para él eran muy difíciles de entender, como: “Te daré una descendencia que no se podrá ni contar; te bendeciré y serás bendición; serán benditas en ti todas las naciones de la tierra”. 
¡Qué se iba a imaginar Abraham hasta dónde podría llegar! Hoy por hoy, la descendencia de Abraham llegó hasta nuestros días, por la obediencia de Abraham nació Jesucristo que murió en la cruz del calvario por nuestros pecados. 
Tenemos vida eterna porque hubo un hombre que estuvo dispuesto a obedecerle a DIOS.
Adán fue desobediente y por su desobediencia su naturaleza fue inyectada con el aguijón de la muerte, el pecado; su naturaleza se contaminó, se corrompió y con esa naturaleza corrompida tuvo hijos pecadores como él. 
El Nuevo Testamento dice que por la desobediencia de un hombre, todos caímos bajo maldición, todos nacimos pecadores, nacimos siendo desobedientes; dice después que por la obediencia de uno, y esto es por Jesucristo, el segundo Adán, nosotros, el resto, todos los que creemos en Él, tenemos entrada en el reino de los cielos, tenemos perdón de pecados y vida eterna. (Romanos 5. 9)
La Biblia dice en Filipenses 2. 5 al 8: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.
Por esa causa, por su obediencia, le fue dado un nombre sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús toda rodilla se doble y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor. 
La obediencia tiene premio ¡El obediente será usado por DIOS, será lleno del poder de DIOS! ¡El obediente hará las obras sobrenaturales de DIOS!
Dios les bendiga abundantemente.

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