sábado, 9 de septiembre de 2017

Leyendo... Job capítulo 31


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LECTURA DIARIA:
Job capítulo 31

Job no sólo había evitado cometer un pecado grave como el adulterio, sino que ni siquiera había dado el primer paso hacia ese pecado al mirar a una mujer con un deseo lujurioso. Job dijo que era inocente tanto de los pecados externos como de los internos. En el capítulo 29, repasa sus buenas acciones. En este capítulo 31 hace una lista de los pecados que no ha cometido, ni en su corazón ni en contra de sus vecinos ni contra Dios.
Job afirma que depender de la riqueza para la felicidad es idolatría y es negar al Dios del cielo. 
Job dijo que no había tratado de esconder su pecado como lo hacen los hombres con frecuencia. 
A pesar de que Dios contempla y conoce los caminos de todos los hombres, parece que no ha reparado en que él no ha caminado fraudulentamente en la vida. Consciente de su inocencia, pide a Dios que pese los actos de su vida en balanza justa, seguro de que ha de ser reconocido en su virtud. No tiene conciencia de que nada pecaminoso se haya pegado a las manos. Por ello se atreve a desear que, en caso contrario, otro se aproveche de su hacienda, por él trabajada.
Con la conciencia recta, Job no ha tenido necesidad de ocultarse en su casa para encubrir sus defecciones a las murmuraciones de la muchedumbre, sino que ha salido siempre afuera con la cabeza erguida, sin tener que avergonzarse de nada.
Terminada su confesión negativa, Job invita a Dios para que dé su veredicto. Job no teme a la acusación que le pueda presentar su adversario; al contrarío, sabe que ha de poner en evidencia su inocencia, y por ello está dispuesto a llevarlo como corona sobre su cabeza.

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