domingo, 24 de septiembre de 2017

Un momento... ABRAHAM: UN HOMBRE DE FE

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UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
ABRAHAM: UN HOMBRE DE FE

La fe es lo que define al cristiano. La Biblia nos dice que lo que no proviene de fe es pecado (Romanos 14.23). Eso es lo que se conoce como incredulidad. ¿Por qué la gente se pierde eternamente? No es porque haya cometido el peor de los pecados, sino porque no ha creído (Juan 3.18) 
La incredulidad es la que origina los demás pecados. 
El real pecado de Adán y Eva fue la incredulidad. Ellos no le creyeron a DIOS y su advertencia. 
Veamos la diferencia con Abraham. No encontramos en la Biblia a un hombre que haya sido tan amado como él. Ha sido amado por los judíos, los musulmanes y los cristianos. A él se la ha dado el título de “padre de la fe”. Abraham es el hombre cuya fe agradó al Señor.
¿Quién fue Abraham antes de convertirse en el padre de la fe? Era un pagano e idólatra en su tierra de origen. Además, no fue sino cuando tenía 75 años que comenzó a vivir por fe. Esto es una buena noticia. Hay gente que piensa que es muy vieja para vivir por fe. Pero observemos el caso de este patriarca. Cuando salió de su tierra ya era un hombre de éxito en sus negocios. Estaba en la plenitud de la vida. Tenía una esposa bellísima y sin duda estaba rodeado de amigos y de prestigio. Sin embargo, de un momento a otro hace un anuncio donde dejaba la comodidad que tenía porque una voz extraña que nunca la había oído le decía que saliera de su tierra y su parentela porque haría de él una gran nación. 
La raíz de la auténtica fe fue escuchar la voz de Dios. De acuerdo a Génesis 12, DIOS le habló a Abraham de una forma personal. Junto con el llamado hay un programa que se esperaba que cumpliera. La fe es contraria a lo que yo resuelvo por mi propia cuenta. Pero se convierte en certeza cuando DIOS dice que lo hará a través de ella. La fe demanda escuchar la voz de DIOS. Abraham escuchó la voz de DIOS. 
Antes no había la presencia del Espíritu Santo y la palabra de Cristo revelada. Aquella gente siempre esperaba por una revelación especial. Pero ahora podemos abrir la palabra y ya estamos escuchando la voz de de Dios. Abraham obedeció por fe al instante. 
Si oímos la voz de DIOS y no tomamos el riesgo del llamado, entonces no podremos conocer la forma como DIOS quiere bendecirnos. 
¿Qué pasó con Abraham? Él no sabía hacia donde se dirigía, pero resolvió que ese no era su problema. Se imaginó que el DIOS que le llamaba tenía un mapa bien trazado para no perderse. Por cierto no se nos dice que él se haya perdido alguna vez en sus viajes. La situación para nosotros no ha cambiado. No nos preocupemos si no entendemos totalmente, más bien estemos listos para obedecer instantáneamente. Es posible que a veces el obedecer una orden no tenga sentido, pero hagámoslo si el Señor así lo pide. Recordemos este principio, si no obedecemos lo que ya sabemos no le pidamos a DIOS más revelación.
Abraham era un hombre sin mucho apego a las cosas materiales, aunque cuando era muy rico. Su vida nos enseña que no debemos convertir las cosas materiales en el asunto más importante. Mientras su sobrino puso su tienda cerca de Sodoma, él se fue en otra dirección. Era extranjero en Canaán; así vivió todo el tiempo. Como alguien lo definió: “Era un peregrino lejos de su hogar pero a su vez yendo a su real hogar”. 
Debemos establecer nuestro orden de valores. Si solo vivimos para el mundo estamos viviendo sin fe. Debemos vivir siempre como extranjeros, eso nos ayudará a no amar tanto a este mundo. 
Abraham era un hombre que miraba con frecuencia hacia el cielo. La promesa que Dios iba a ser de él una nación como las estrellas del cielo, tenía que mantenerlo enfocado siempre hacia el cielo. La palabra clave aquí es “esperaba”. Con mucha frecuencia perdemos nuestro enfoque, sobre cuando llegan esos momentos donde ya no queremos seguir. Cuando el desánimo se apodera de nuestra voluntad y todo a nuestro alrededor pareciera salir mal, pudiera ser porque estamos perdiendo nuestro enfoque en la visión de la vida cristiana. La vida del mundo nos rodea, y si la dejamos entrar comenzaremos más a pensar como el mundo en lugar de pensar en lo que nos espera. Abraham no sabía cómo era la ciudad que le esperaba, pero su visión no se obnubiló. Este es el primer hombre que tuvo la capacidad de ver lo invisible. 
¿Por qué Abraham es llamado “padre de la fe”? Porque a través de su fe, el mundo se ha beneficiado. Este hombre gozó de las bendiciones prometidas. 
A través de él DIOS engrandeció la tierra. DIOS hizo de Abraham una gran nación y a través de él serían “bendita todas las naciones de la tierra”. 
La fe de Abraham es una fe salvadora. Es la fe que luego vino en la persona de Jesús: “para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu” (Gálatas 3.14).
Dios les bendiga abundantemente.

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