miércoles, 27 de septiembre de 2017

Leyendo... Salmo 6

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LECTURA DIARIA:
Salmo 6

Aunque no en todos los casos, la enfermedad es consecuencia del pecado; a pesar de ello, el dolor puede servir de instrumento para hacer que el pecador enfrente a Dios cara a cara. 
El estremecido cuerpo de David hacía que su alma estuviese muy turbada, lo cual es un ejemplo de los efectos de la enfermedad sobre el estado de ánimo de la gente. Los huesos se mencionan frecuentemente en los Salmos como un símbolo de la salud del cuerpo. Según los hebreos, el Seol era un lugar oscuro donde descansaban los muertos. 
No conocemos la causa del dolor de David, pero cualquiera que fuere la causa, buscó a Dios para obtener el antídoto. David aceptaba el castigo de Dios, pero le suplicó que no lo castigara enojado. David reconoció que si Dios lo trataba únicamente con justicia y no con misericordia, desaparecería debido a su enojo. A menudo queremos que Dios nos muestre su misericordia a nosotros y su justicia a los demás. En su bondad, Dios a menudo nos perdona en vez de darnos lo que nos merecemos. Al volcar su corazón con lágrimas, David estaba siendo totalmente sincero con Dios. Podemos ser sinceros con Dios, aun cuando estemos llenos de enojo y desilusión, porque El nos conoce profundamente y quiere lo mejor para nosotros. El enojo a menudo tiene dos resultados, en lo exterior, actos precipitados; en lo interior, depresión. Debido a que nosotros confiamos en nuestro Dios todopoderoso, no tenemos que ser víctimas de las circunstancias ni vernos abrumados por la culpabilidad del pecado. Seamos sincero con Dios y El nos ayudará a dejar de poner nuestra atención en nosotros mismos y ponerla en El y su misericordia.

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