domingo, 17 de septiembre de 2017

Leyendo... Job capítulo 39


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LECTURA DIARIA:
Job capítulo 39

Para poder demostrarle cuán limitado era realmente su conocimiento, Dios hizo a Job varias preguntas acerca del reino animal. El no estaba buscando que Job le respondiera. Por el contrario, estaba haciendo que reconociera y se sometiera al poder de Dios y a su soberanía. Sólo entonces podría él escuchar lo que realmente Dios le estaba diciendo.
Aun las fieras, alejadas de todo cuidado del hombre, gozan el cuidado de Dios en sus tiempos de mayor necesidad. Su instinto viene directamente de Dios, y las dirige a socorrerse en tiempo del parto, ocasión misma cuando el ganadero tiene el mayor cuidado de su ganado, cabras monteses, ciervas; los animales más tímidos e indefensos, son cuidados por Dios.
Cabras monteses y las gacelas existen sin interferencia humana. Expulsan sus crías y éstas luego crecen y maduran sin asistencia ni conocimiento humano.
Luego de dar diversos ejemplos sobre variados animales, que han recibido su ciencia directamente de Dios, son una lección de humildad para el que se atrevía a enjuiciar los designios misteriosos de la Providencia. Sin abordar expresamente el problema de Job, éste comprende que no puede contender con la sabiduría y poder divinos. Las maravillas de la creación dan una pista sobre la insondable sabiduría del Omnipotente. Job reconoce que ha hablado con ligereza, sin saber nada de los misterios de Dios. Por ello toma la decisión de no volver a hablar para no equivocarse.

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