jueves, 28 de septiembre de 2017

Leyendo... Salmo 7

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LECTURA DIARIA:
Salmo 7

Sigaión puede ser un término que deriva de los verbos "errar" o "desviarse". Puede significar también "impetuoso" o "extático". Este salmo es un poema escrito con mucho sentimiento, un lamento para agitar las emociones. 
David escribió este salmo como respuesta a las calumnias de los que declaraban que estaba tratando de matar al rey Saúl y apoderarse del trono. En vez de tomar el asunto en sus propias manos y regresar el golpe, David clamó a Dios por justicia. La respuesta adecuada a la calumnia es la oración, no la venganza, debido a que el Señor dice: "Mía es la venganza, yo pagaré" (Romanos 12.19; Deuteronomio 32.35-36). En lugar de devolver el golpe, pidamos a Dios que tome el asunto en sus manos, que imparta justicia y que restaure nuestra reputación. Dios "prueba la mente y el corazón". No hay nada oculto para Dios. Esto puede aterrarnos o consolarnos. Nuestros sentimientos son un libro abierto para El. Debido a que conoce hasta nuestras motivaciones, no tenemos dónde escondernos, ni manera de escapar de las consecuencias del pecado. Pero ese mismo conocimiento también nos da un gran consuelo. No tenemos que impresionar a Dios ni disimular la verdad. En vez de eso, podemos confiar en que El nos ayudará a fortalecer nuestras debilidades particulares para poder servirle como El lo ha planeado. Si verdaderamente buscamos seguirlo, nuestro esfuerzo será recompensado. 
Cuando se le permite continuar su curso, el mal se destruye a sí mismo. La gente violenta acaba víctima de la violencia, los mentirosos son víctimas del engaño de otros. En ocasiones Dios interviene y detiene a los malvados para proteger a sus seguidores. En otras ocasiones, por razones que sólo El conoce, permite que el mal continúe aun cuando se hiera a gente inocente. Es durante esos momentos que nosotros, al igual que David, debemos pedir a Dios que nos proteja. Recuerde que Dios ejecutará la justicia final, aun cuando no sea durante nuestra vida terrenal. 
Durante momentos de gran maldad e injusticia, David estaba agradecido de que Dios fuera justo y recto.

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