sábado, 28 de octubre de 2017

Un momento... MUJERES DE LA BIBLIA: EVODIA Y SINTIQUE

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UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
MUJERES DE LA BIBLIA: EVODIA Y SINTIQUE.

"Ruego a Evodia y ruego a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor" (Filipenses 4.2)

Las mujeres hicieron un gran papel en la introducción del Cristianismo en el mundo pagano. Pablo, desde el comienzo de sus cartas a sus últimas palabras de despedida, nos da nombres de mujeres, que tenían gran influencia en la vida de la Iglesia. En Roma solamente están Febe, de Cencrea, María «la cual ha trabajado mucho por nosotros», Trifena y Trifosa «las cuales trabajan en el Señor»; vimos a Persida, que merece un comentario similar y Julia, una hermana de Nereo.
Vimos especialmente a Priscila en varios puntos. A Lidia.
Y aquí en Filipenses 4 se nos mencionan a dos mujeres de influencia, Evodia y Síntique, de las cuales Pablo dice también que «han combatido conmigo juntamente en el evangelio, con Clemente y otros colaboradores».
Las dos serían de los primeros convertidos de Filipos, cuando Pablo llegó a la ciudad. Se ofrecieron a ayudar a Pablo, de modo evidentemente eficaz. No ya una llamarada de entusiasmo, sino trabajo persistente, tenaz, difícil, perseverando en sus esfuerzos para establecer la iglesia de Filipos.
No tenemos idea de la causa de la disensión entre Evodia y Síntique. Lo que sí sabemos, que los efectos de la misma tenían que ser destructores para la iglesia. No sabemos si había diferencias doctrinales entre las dos, o un asunto, o celos de carácter personal.
Otra vez vemos al maligno azuzando a una hermana contra otra, como en el pasado había jugado con Caín. Todo ello era en deterioro de la obra y el crecimiento de la congregación.
Ante esto, el apóstol Pablo, no esconde el problema, ni lo deja pasar.
Esto deshonra el nombre del Señor y es un escándalo en la Iglesia. Esto estorba también la obra de la gracia en ambas. Cuando hay discusiones o problemas entre personas influyentes se forman facciones en la congregación, pues algunos se ponen en favor de uno y otros de otro.
Estas rencillas habrían terminado con la congregación.
Pablo interviene. Los que han sido comprados por el Señor deben persistir unánimes en la mentalidad de Cristo. En el versículo mencionado exhorta a que hagan las paces.
Esta disensión halla eco en la Epístola en otros puntos. Sin duda, Pablo se refiere también a la misma cuando dice en el capítulo 2: «Por tanto, si hay alguna exhortación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable y compasivo, completad mi gozo, siendo de un mismo sentir, teniendo el mismo amor, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por rivalidad o por vanagloria; antes bien en humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a sí mismo” (Filipenses 2. 1 - 3).
Suponemos que esta disensión se resolvió, pero podría haberse transformado en una conflagración que habría destruido la iglesia.
Esto desgraciadamente ha ocurrido más adelante en numerosas ocasiones en muchas congregaciones.
Es por esto que las advertencias del apóstol son válidas incluso hoy. Nos impulsan a procurar que estas contiendas se apaguen por todos los medios posibles y se efectúe la reconciliación y restablezca la unidad.
DIOS nos llamó a la unidad por eso es necesario solucionar cualquier diferencia personal, por más pequeña que parezca.
Dios les bendiga abundantemente.

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