martes, 17 de octubre de 2017

Leyendo... Salmo 26


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LECTURA DIARIA:
Salmo 26

Al decir David que había vivido en integridad, no declaraba su falta de pecado. Eso es imposible para cualquier ser humano. Lo que quería decir era que tenía una relación firme con Dios, y que cuando pecaba su registro se limpiaba al pedir perdón. Aquí le suplica a Dios que limpie su nombre de los falsos cargos presentados en su contra por sus enemigos. 
Una conciencia tranquila es una base para apelar a Dios, no porque uno se gane su bendición siendo bueno, sino porque el Señor en su gracia se deleita en nosotros cuando andamos en pureza. 
Un aspecto de una conciencia tranquila es la aspiración que puede tener para el futuro. 
El lavamiento de manos constituía una declaración pública de inocencia. Inocencia, no el acto en sí sino el espíritu con que se lava las manos. Los sacerdotes se lavaban antes de entrar al santuario (Éxodo 30.17-21). 
David expresó lo mucho que le gustaba adorar a Dios. La meta de todos los creyentes debe ser adorar a Dios con el mismo amor y reverencia de David. 
El Salmo destaca la verdad que enseñó Jesús: sólo hay dos caminos; o uno sigue a Dios o sigue el camino “vano”.

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