lunes, 16 de octubre de 2017

Un momento... EL PROPÓSITO DE DIOS PARA LA MUJER DENTRO DEL MATRIMONIO

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UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
EL PROPÓSITO DE DIOS PARA LA MUJER DENTRO DEL MATRIMONIO

La esposa no es inferior al marido. La esposa es diferente al marido. La mujer tiene el mismo valor que el hombre, pero no el mismo rol.
El Apóstol Pablo vivió en una época de crisis en la familia. Existen documentos del primer siglo que reportan que las mujeres se casaban para divorciarse y se divorciaban para casarse. Historiadores y escritores antiguos narran sobre mujeres que habían tenido 10 esposos. 
Es en medio de esa cultura que Pablo escribe Efesios 5. Cuando Pablo escribió estas líneas no estaba simplemente afirmando algo que toda persona creía. 
Él estaba llamando tanto a hombres como a mujeres a una nueva dimensión y esfera de fidelidad, pureza y compañerismo en la vida matrimonial. 
El cristianismo vino a rescatar a la mujer de su posición de humillación que tenían en estas culturas. 
Pablo escribe a los esposos y esposas en Efesios 5.22-33, definiendo claramente los roles que corresponden a cada uno de los cónyuges. Es importante notar que en el idioma original el Apóstol dirige 40 palabras a la esposa y 115 palabras al esposo (casi 3 veces más). Todo esto nos indica que la mayor responsabilidad y sacrificio cae sobre el hombre en la relación matrimonial. 
Ahora bien, la sección comienza con palabras hacia la esposa:
“Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo El mismo el Salvador del cuerpo. Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo” (Efesios 5:22 - 24)
La palabra “sometidas” en este pasaje significa “estar bajo autoridad”, “sujetarse a”. Esta palabra se usaba para referirse a un soldado que estaba bajo la autoridad de una persona de rango más alto. 
Pablo la utiliza 23 veces en sus cartas y siempre lo hace en referencia al orden. Todas nuestras relaciones ya sea en la iglesia, la escuela, nuestro país o la sociedad en general deben tener cierto orden.
Todo ciudadano debe someterse a la autoridad justa de un policía, juez o presidente (Romanos 13.1) 
Todo estudiante debe someterse a la autoridad del maestro. Todos los empleados deben sujetarse a la autoridad de un supervisor o superior en el trabajo (Efesios 6.5 - 8) y todos los hijos deben sujetarse a la autoridad de los padres (Efesios 6.1 - 3). Cierto orden debe ser obedecido en la iglesia local donde los miembros de la congregación se sujetan a sus pastores (Hebreos 13.17) 
Ninguna de estas relaciones define nuestro valor, honor o dignidad. Todas ellas describen cierto orden que debe ser respetado para mantener estabilidad en cualquier relación, familia o sociedad.
Cuando hablamos del matrimonio, toda esposa está llamada a someterse a su esposo “como al Señor” o sea, como una expresión de su sometimiento a Cristo Jesús como Señor. Una mujer que se somete a su esposo reconoce, respeta y honra la autoridad del hombre en el hogar. Ella tiene participación en la vida del hogar y respeta el liderazgo, la iniciativa y la toma de decisiones de su esposo. La esposa que se somete sabe que sin ella el hombre está incompleto, ella reconoce el papel clave que tiene en el hogar, y al mismo tiempo sabe que no es independiente de su esposo, por lo tanto no actúa de manera independiente ni da pasos antes que su marido.
La sumisión también implica no competir por la autoridad, el liderazgo y el control dentro del hogar. Competir por ser la cabeza de la familia no es solamente un error, es un pecado. Esto se aplica aún en los casos donde el esposo es pasivo. 
“Ser buenos seguidores es mucho más difícil cuando no hay buen liderazgo”. 
Sin embargo, DIOS da gracia y el poder del Espíritu Santo a toda mujer que se somete a Su Palabra.
Toda esposa está llamada a confiar en el diseño de un DIOS sabio y perfecto quien creó el matrimonio para Su gloria.
Dios les bendiga abundantemente.

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