viernes, 27 de octubre de 2017

Un momento... DORCAS UNA MISIÓN INTEGRAL

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UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
MUJERES DE LA BIBLIA: DORCAS UNA MISIÓN INTEGRAL

La misión integral no es algo novedoso, es sencillamente la misión encargada por Cristo a sus discípulos conocida como la Gran Comisión, de hacer discípulos que obedecen lo mandado por Cristo (Mateo 28.20). Al imitar a Cristo en el predicar y en el hacer, se cumple la Gran Comisión. Es cumplirla como lo hacía Jesucristo “haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo” (Hechos 10.38).
El relato de Tabita o Dorcas puede ilustrarnos esto: “Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía. Y aconteció que en aquellos días enfermó y murió. Después de lavada, la pusieron en una sala. Y como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a rogarle: No tardes en venir a nosotros. Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas. Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó. Y él, dándole la mano, la levantó; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva. Esto fue notorio en toda Jope, y muchos creyeron en el Señor”. (Hechos 9.36 - 42).
Generalmente se resalta el milagro de la resurrección de Tabita/Dorcas (“gacela” o “cierva”), pero se nos dice que la mujer “estaba llena”, tenía plenitud/riqueza ¿en qué, o de qué?
La llenura de Tabita era “buenas obras y acciones de caridad”, la generosidad hacia los necesitados no es una característica peculiar del cristianismo, la Ley contenía normas para proteger a los necesitados (Deuteronomio 10.18; 24.17-21; 26.12-13; 27.19). DIOS siempre cuidó de los desamparados.
Tabita era una creyente con un corazón generoso hacia los desamparados, específicamente a las viudas. Sabemos que las viudas generalmente eran mujeres que estaban en el desamparo. Lo distintivamente cristiano consistía en la Persona de Jesucristo mostrada a través de la vida de Tabita. Al mirar a Tabita, aquellas viudas veían un ejemplo vivo de lo que significa ser un discípulo de Cristo resumido en dos palabras: fe y amor.
Un detalle importante es que sólo aquí se usa la palabra “discípula”, seguidora de Jesucristo. El relato nos informa que Tabita enfermó y murió.
Si bien es cierto que la muerte del creyente es estimada a Jehová (Salmo 116.15), y es ganancia (Filipenses 1.21), en este caso aunque para Tabita sea ganancia, no lo era para aquellas viudas desamparadas.
Las viudas lloraban porque el amor de Tabita hacia ellas había cosechado el amor desde ellas. Lloraban no por el desamparo, sino porque amaban a alguien que les mostró amor concreto. Por eso, cuando llega Pedro le muestran llorando las túnicas que Tabita les hacía. El amor de Tabita era abundantemente visible.
A Pedro lo mandaron a llamar con urgencia. Para Pedro, atender al pedido de aquellos hermanos de Jope no era una alteración de su agenda apostólica, más bien esta era su agenda y la de Cristo.
Lo demás lo conocemos perfectamente. Pedro llega, recibe el informe del testimonio de Tabita y se produce el milagro, ¡un extraordinario milagro!
Ciertamente, Tabita no sólo fue devuelta a la vida para mostrar caridad a las viudas, sino que aquellas viudas debían conocer que el Señor de Tabita trascendía al poder tan temido de la muerte.
Las viudas seguirían siendo ayudadas en lo temporal, con su mirada puesta en lo intemporal. Ellas comprendieron que Jesucristo es el Sustentador y el Dador de la Vida.
El texto termina informándonos que muchos creyeron al conocerse esto. La misión integral no comete el error del evangelio social en donde se suplanta la necesidad trascendente por la inherente. Es decir, sólo da el pan físico olvidando al Pan de Vida.
Pero, inversamente la misión integral evita la dualidad de sólo preocuparse por el “espíritu” y el “más allá” cerrando los ojos a las necesidades temporales del “cuerpo” y del “más acá”.
La misión integral es eso, integral, teniendo como mensaje y contenido central al Señor Jesucristo, “para que en todo tenga la preeminencia” (Colosenses 1.18).
Dios les bendiga abundantemente.

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