jueves, 5 de octubre de 2017

Leyendo... Salmo 14

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LECTURA DIARIA:
Salmo 14

El necio o malvado cierra los ojos a la evidencia de que Dios existe, porque no quiere someterse a las verdades de Dios. Nos volvemos ateos en la práctica cuando nos apoyamos en nosotros mismos más que en Dios. El necio mencionado aquí es alguien agresivamente perverso en lo que hace. 
Nadie es perfecto, excepto Dios. Todos somos culpables ante El ( Romanos 3.23) y necesitamos su perdón. 
Nadie puede jactarse de su bondad cuando se compara con los estándares de Dios. El no sólo espera que obedezcamos sus principios, sino que quiere además que le amemos con todo nuestro corazón. Sólo Jesucristo ha hecho eso de una manera perfecta. Todos somos insuficientes, por lo tanto debemos recurrir a Cristo para salvarnos (Romanos 10.9-11). 
David aplica estas observaciones a sus enemigos, donde dice de los malvados "devoran a mi pueblo como si comiesen pan". "Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno". 
Hay una distinción muy clara entre aquellos que adoran a Dios y los que no quieren adorarlo. David adoraba a Dios y bajo su liderazgo Israel obedeció a Dios y prosperó. Varios cientos de años después, sin embargo, Israel se olvidó de Dios. Era muy difícil distinguir entre los seguidores de Dios y los que adoraban ídolos. Cuando Isaías llamó a Israel al arrepentimiento, él, al igual que David, habló de personas que se habían descarriado (Isaías 53.6). 
Pero Isaías estaba hablando de los propios israelitas. 
Pablo citó el Salmo 14 en Romanos 3.10-12. Generalizó aun más la imagen de la oveja descarriada, haciéndola extensiva a toda la gente. Toda la humanidad, judíos y gentiles por igual, se ha apartado de Dios. 
Si Dios está "con la generación de los justos", entonces los que atacan a los seguidores de Dios pueden estar atacando a Dios. Por lo tanto, si bien podemos sentir que estamos perdiendo la batalla, no puede haber la menor duda de que nuestra victoria principal está en Dios.

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