lunes, 9 de octubre de 2017

Leyendo... Salmo 18


La imagen puede contener: texto y exterior
LECTURA DIARIA:
Salmo 18

Este salmo es casi un duplicado de 2 de Samuel 22. Pudo haber sido escrito a finales de la vida de David, cuando hubo paz. Se alaba a Dios por sus obras gloriosas y sus bendiciones a través de los años. La protección de Dios hacia su pueblo es ilimitada y puede tomar diversas formas. 
David caracterizó el cuidado de Dios como: Fortaleza o lugar seguro donde el enemigo no nos puede seguir. Roca que no podrá ser movida por nadie que quiera dañarnos. Escudo que se interpone entre nosotros y el peligro. Fuerza -cuerno en algunas versiones- de salvación, símbolo de poder y fuerza. 
David, indefenso y débil, sabía que únicamente Dios lo había rescatado de sus enemigos durante los momentos cuando había estado indefenso. 
No hay protección como la de Dios. Bajo su cuidado, nunca estaremos indefensos. Dios es un escudo que nos protege cuando estamos demasiado débiles para enfrentarnos solos a ciertas pruebas. El nos fortalece, nos protege y nos guía para poder enviarnos de nuevo a luchar por El en un mundo malvado. 
David no era un cobarde, sino un poderoso guerrero que aun con todo su ejército y armamento sabía que en última instancia sólo Dios podía protegerlo y salvarlo. Dios promete darnos fortaleza para los retos que surjan, pero no promete eliminar nuestros problemas. Si Dios nos prometiera que no habrá caminos difíciles, ni montañas que escalar, ni batallas, no creceríamos. No obstante, no nos deja solos con esos problemas que nos amenazan. Al contrario, se para a nuestro lado, nos enseña y nos fortalece para enfrentarlos. David fue un hombre misericordioso. Perdonó la vida de Saúl (1 de Samuel 24.1 - 8), Nabal (1 de Samuel 25.21 - 35), y de Simei (2 de Samuel 16.5 - 12) y mostró mucha bondad a Mefiboset (2 de Samuel 9) 
Pero aquí David, al pedir a Dios que destruyera a sus enemigos, simplemente le estaba pidiendo que diera a los malvados el castigo que se merecían. 
El gran poder de David se había vuelto legendario. Dios le dio la victoria en todas las batallas. Pero David jamás se atribuyó esas victorias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario