domingo, 22 de octubre de 2017

Leyendo... Salmo 31


La imagen puede contener: texto
LECTURA DIARIA:
Salmo 31

David clamó a Dios para que lo librara. Quería que Dios detuviera a aquellos que injustamente le estaban causando problemas. Por lo tanto, David hizo su petición basado en lo que él conocía del nombre o carácter de Dios. 
Las palabras de David, "En tu mano encomiendo mi espíritu", transmiten su completa confianza en Dios. Jesús utilizó esta frase cuando estaba muriendo en la cruz, mostrando su absoluta dependencia en Dios el Padre (Lucas 23.46) Esteban repitió estas palabras cuando estaba siendo apedreado (Hechos 7.59) confiando que en la muerte, simplemente estaba pasando del cuidado terrenal de Dios a su cuidado eterno.
David quería hacer un contraste entre su total devoción a Dios y la adoración diluida ofrecida por muchos israelitas. Los rituales religiosos paganos nunca fueron completamente borrados de Israel ni de Judá, a pesar de los esfuerzos que llevó a cabo David y otros pocos reyes. 
David alabó a Dios por el "lugar espacioso", lugares amplios que le había dado la libertad de moverse dentro de los límites de Dios. Al describir sus propios sentimientos, David describió la impotencia y la desesperación que siente cada uno cuando es odiado o rechazado. Sin embargo, la adversidad es mucho más fácil de aceptar cuando reconocemos nuestras verdaderas relaciones con la soberanía de Dios. A pesar de que pueda parecer que nuestros enemigos tengan el dominio, son finalmente ellos los que están desamparados y desesperanzados. Aquellos que conocen a Dios tendrán la victoria final. 
Al decir, "en tu mano están mis tiempos", David estaba expresando simplemente su creencia de que todas las circunstancias de la vida están bajo dominio de Dios. Saber que Dios nos ama y tiene cuidado de nosotros nos permite mantenernos firme en nuestra fe a pesar de las circunstancias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario