viernes, 16 de junio de 2017

UN MOMENTO... VENCE EL MAL CON EL BIEN

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UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
VENCE EL MAL CON EL BIEN

“Tranquilos, no tengan miedo —les dijo el administrador—. El Dios de ustedes, el Dios de su padre, debe de haber puesto ese tesoro en sus costales.” (Génesis 43.23)

¿Alguna vez te han llamado la atención por hacer algo que no hiciste? No es fácil lidiar con las injusticias ni con lo que consideramos que es un abuso de los demás. Mucho menos lo es cuando de quien recibimos este mal trato es de personas que se suponía debían amarnos, cuidarnos o guiarnos. 
¿Cuál es nuestra reacción ante estas situaciones? Algunos reaccionan de maneras visibles como los insultos o la violencia y otros más de maneras no visibles pero igual o tal vez hasta más dañinas como el rencor, el resentimiento o la falta de perdón. 
Es inevitable pasar por injusticias en esta sociedad que está gobernada por la corrupción, el egoísmo y el orgullo, más de una vez sentiremos el enojo ante estos eventos pero lo que sí podemos evitar es dejar que el mal que ha venido a provocarnos e invitarnos a seguirlo tome el control de nuestra mente y corazón. La Biblia enseña en Romanos 12.21 lo siguiente: “No dejen que el mal los venza, más bien venzan el mal haciendo el bien.”
La Real Academia Española define venganza como la satisfacción que tomamos en nuestras manos por la ofensa o daño que hemos recibido. Dicho de otra manera es decidir hacer justicia de acuerdo a nuestros criterios y con la intensidad que nuestras emociones heridas nos lo demanden. 
Los hermanos de José le habían causado heridas profundas y le habían cambiado por completo el rumbo de su vida alejándolo desde su juventud del amor de su padre siendo tratados por José con amor y abundancia. La Biblia enseña que José, tras sentarlos a la mesa para compartir la comida con ellos, llenó sus platos con comida de su propia mesa, y le dio a Benjamín cinco veces más que a los demás. 
Desde el punto de vista humano y racional estos hombres no merecían ser tratados así por lo que habían hecho. Debían ser llevados a la justicia, demandados por secuestro y venta ilegal de esclavos para después ser condenados a muerte o al menos a pasar el resto de su vida en la cárcel. 
Pero ¿cuál es la raíz de este punto de vista?, ¿no lo es la venganza? 
Cuando leemos sobre este tipo de injusticias, algo dentro de nosotros demanda que los malos reciban un castigo ejemplar para que quedemos satisfechos dentro de nosotros al saber que el mal que han hecho fue castigado con un mal mayor. 
La pregunta que deberíamos hacernos es: ¿en qué momento debemos darle oportunidad al amor, el perdón, el arrepentimiento o las nuevas oportunidades? ¿O creemos que solamente nosotros los merecemos?
Tras varios años de prueba, formación y madurez el corazón de José había dejado que fuera su fe en DIOS quien dirigiera su vida y no sus emociones ni su lógica humana. 
¿Estaba José ignorando el mal de sus hermanos y pasando por alto sus faltas? No. Incluso estaba utilizando su posición de autoridad para probar el corazón de sus hermanos y darles una nueva oportunidad de mostrar bondad y arrepentimiento. ¿Entonces porqué dice la Biblia que estos hombres festejaron y bebieron libremente con José? Porque el corazón de José no estaba siendo dirigido por un deseo de venganza, hacía varios años que él le había cedido a DIOS el control de su vida y cuando hacemos esto no solamente es darle al Señor las áreas que nos convienen sino es entregarnos ¡Completamente a Él! No podemos aceptar la justicia de DIOS solamente en la dirección que nos conviene, si vamos a obedecer a DIOS tendremos que hacerlo completa y no parcialmente. Disfrutamos día con día el perdón de DIOS por nuestros pecados, vivimos agradecidos por que Jesús en la cruz tomó nuestro lugar y pagó por nuestros pecados inmerecidamente, nos alegra saber que DIOS olvida nuestros pecados pero ¿repetimos este mismo comportamiento de gracia y misericordia hacia los demás cuando nos han herido o tratado de manera injusta? 
No olvidemos que cuando Jesús nos enseñó a orar en Mateo 6 mencionó que nuestra actitud al orar respecto al perdón debería de ser: “y perdona nuestros pecados, así como hemos perdonado a los que pecan contra nosotros.” 
Dios les bendiga abundantemente.

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