jueves, 15 de junio de 2017

UN MOMENTO... ¿ESPERAS DE DIOS LO MEJOR?

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UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
¿ESPERAS DE DIOS LO MEJOR?

“Que el Dios Todopoderoso les muestre misericordia cuando estén delante del hombre, para que ponga a Simeón en libertad y permita que Benjamín regrese. Pero si tengo que perder a mis hijos, que así sea.” (Génesis 43. 14)

El amor, la misericordia y la inmensa fidelidad de DIOS son un argumento lo suficientemente fuerte para esperar de Él siempre lo mejor. La Biblia dice en Santiago 1:17 que “todo lo que es bueno y perfecto desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre, quien creó todas las luces de los cielos. Él nunca cambia ni varía como una sombra en movimiento.” 
¡Todo lo bueno y perfecto viene de parte de nuestro DIOS! Él no cambia de acuerdo a su estado de ánimo o conforme a intereses egoístas, Su amor es el mismo de ayer y será el mismo mañana. 
¿Qué sentirías si supieras que tu hijo espera siempre lo peor de ti para no ser desilusionado?
Cuando vemos la historia de José que hemos estado siguiendo en los últimos días, nos permite ver lo que sucedía en el corazón de los hermanos y el padre de José: Jacob. Mientras los hermanos pasaban por un proceso de arrepentimiento y lidiaban con la culpa de lo que le habían hecho a José, Jacob por su parte había permitido que el dolor ante la pérdida de su hijo se instalara en su corazón y echara profundas raíces en él, frases como la siguiente salían frecuentemente de su corazón: “¡Ustedes me están robando a mis hijos!“, “¡Todo está en mi contra!“, “Mi hijo no irá con ustedes. Su hermano José está muerto, y él es todo lo que me queda. Si algo le ocurriera en el camino, ustedes mandarían a la tumba a este hombre entristecido y canoso.” Es inevitable el dolor y no puedo ni siquiera imaginar lo que se sentirá experimentar la pérdida de un hijo, en ninguna manera había sido sencillo para Jacob su experiencia sin embargo parecía que había olvidado que tenía otros 11 hijos que necesitaban de él y que el amor de DIOS estaba de su lado y listo para rescatarlo, durante su juventud DIOS se le había aparecido con grandes milagros y señales, incluso una de las promesas que le hizo. y está registrada en Génesis 28: 15 fue: “Yo estoy contigo y te protegeré dondequiera que vayas.” Algo se había roto en el corazón de Jacob aquel día que su hijo José desapareció, y cuando más necesitaba la sanidad, restauración y compañía de DIOS, le cerró la puerta y se encerró a lamentarse y a cuidar de su dolor para mantenerlo vivo y palpitante por años.
Jacob había desarrollado ya un diálogo interno en su mente que lo llevaba a esperar lo peor. Cuando en su vida todo marchaba bien recibió el fuerte golpe de la desaparición de José y desde entonces prefirió esperar que en cualquier momento algo terrible sucediera. En alguna parte dentro de él seguía su fe, sabía que DIOS podía tener misericordia de Él y de sus hijos pero cuando quería pensar en esta misericordia una pregunta más fuerte lo asaltaba: “¿Pero y si no tiene misericordia con tus hijos así como no tuvo con José ni contigo hace unos años…qué harás?” 
¡Una relación donde no hay confianza no puede sobrevivir! La base de toda relación es precisamente eso, descansar en que la persona en quien depositamos nuestro corazón cuidará de él, no cambiará de un día a otro, estará de nuestro lado y nos dará su amor en las buenas y en las malas. No es posible que nuestra fe crezca ni nuestra relación con DIOS se profundice si le hemos dado el control de nuestro corazón al miedo y la inseguridad. 
La Biblia dice en en el capítulo 4 de la primera carta de Juan que: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo.” 
¡El amor y el miedo no pueden existir al mismo tiempo en un lugar! Es como la luz y la obscuridad, solamente uno de los dos puede estar presente. El miedo trae castigo continuo, el amor trae libertad, sanidad y restauración.
¡Espera siempre lo mejor de DIOS, Él nunca te defraudará! 
Dios les bendiga abundantemente.

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