viernes, 23 de junio de 2017

UN MOMENTO... LA INTEGRIDAD ES INDISPENSABLE

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UN MOMENTO PARA PENSAR EN DIOS
LA INTEGRIDAD ES INDISPENSABLE

“Y José proveyó alimentos a su padre y a sus hermanos en cantidades proporcionadas al número de familiares, incluidos los niños más pequeños.” (Génesis 47. 12)

¿Cuántas veces hemos escuchado historias de hombres y mujeres que parecían admirables y ejemplares en lo que hacían cuando de pronto sucedió algún evento que dejó al descubierto un área de su vida que la tenían completamente descuidada? Incluso no solamente descuidada sino donde conscientemente permitían la maldad, la corrupción o la inmoralidad; en muchos casos fue esta corrupción la que los llevó a con trampas llegar a la posición tan alta que tenían. 
La Biblia lo dice en el capítulo 6 de la carta a los Romanos muy claramente: “La paga del pecado es la muerte”. 
Tal vez en alguna etapa de nuestras vidas nosotros mismos hemos vivido sin integridad, es decir, mientras la gente ve en nosotros rectitud, fe y honestidad por dentro de nosotros comienza a oler feo la podredumbre de pecados que hace mucho tiempo debimos confesar y cortar y aún cargamos con ellos. La falta de perdón, la lujuria y pornografía, la envidia, codicia, orgullo, el menosprecio hacia otros, la soberbia son solo algunos de los pecados que entran sigilosamente a nuestra vida y buscan un área gris de nuestra fe para hacer ahí su nido y comenzar a crecer y reproducirse. 
Necesitamos reconocer nuestra falta de integridad y cortar de raíz la maldad creciendo en nuestro interior.
La Real Academia Española define algo íntegro como algo que no carece de ninguna de sus partes. Es decir, algo completo, que tiene todo lo que esperas que deba tener, que aún si buscas en su interior encontrarás que cada cosa está en su lugar. No hay nada dañado, deteriorado ni pasado por alto. 
Una persona íntegra es así, alguien que lo que ves es totalmente coherente con quien es dentro de su corazón, su vida pública y privada son iguales, lo que hace cuando nadie lo ve sigue siendo recto, honroso y correcto. No pone excusas por su falta de integridad argumentando que al menos “es más íntegro que muchos otros”. 
No existe la integridad parcial, o la tienes o no la tienes. Hemos estado siguiendo la vida de José y de entre muchos otros hombres y mujeres de los que habla la Biblia, ¡José era realmente íntegro y ejemplar! 
Por mencionar algunos ejemplos solamente cuando la esposa de su amo Potifar le pidió que tuviera sexo con ella no se justificó diciendo: “soy esclavo y tengo que obedecer” sino que se negó tajantemente aún y cuando su paga fue la cárcel; cuando salió de la cárcel el faraón le dio por esposa a Asenat, la hija del sacerdote de un dios al que idolatraban y no usó esto como excusa para: “buscar a la mujer que DIOS tenía para él, una que sí fuera cristiana” sino que le fue fiel a ella toda su vida; cuando tuvo oportunidad de vengarse de sus hermanos los perdonó y probó su corazón; y ahora cuando su padre y hermanos vinieron a vivir a Egipto con ellos dejó que el faraón decidiera que tierras darles y después José proveyó alimentos a su padre y a sus hermanos en cantidades proporcionadas al número de familiares. 
Una y otra vez José actuó con integridad, no permitió que su corazón fuera controlado por la lujuria, el menosprecio, la venganza o el favoritismo. En cada ocasión hizo lo que debía de hacer.
La integridad no tiene como fin el que uno sienta que es “mejor” creyente que otros, pues quien así lo hiciera dejaría que el orgullo y la soberbia ¡echaran abajo su integridad! 
Somos íntegros porque queremos tener un corazón que agrade a DIOS, porque queremos corresponder a su amor viviendo de acuerdo a su voluntad, porque queremos ser usados por Él y con nuestra vida ejemplar permitir que otros quieran conocerle y tener una relación personal con Él. 
Dios les bendiga abundantemente.

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