jueves, 1 de junio de 2017

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2 de Crónicas capítulo 4

2 de Crónicas 4.1-11 se ocupa, en parte, de lo cubierto por su paralelo en 1 de Reyes 8.64 y 2 de Reyes 16.14-15.
La fuente de bronce fundido, indicaba la necesidad de limpieza espiritual a la cual alude Hebreos 9.10 al mencionar los «diversos lavamientos». Estaba asentada sobre doce bueyes orientados en grupos de tres mirando hacia los cuatro puntos cardinales, indicando que algún día los redimidos por la sangre del Cordero llegarían de todos los ángulos de la tierra para lavar sus pecados, y que en función del sacerdocio universal del creyente, ejercerían el ministerio limpios en esa fuente.
Aunque solo el cronista menciona los diez candelabros de oro, en contraste con lo de 1 de Reyes 7.49, se entiende que estos estuvieran colocados sobre diez mesas en las mismas ubicaciones cardinales, indicando la presencia de Dios en Israel y en Judá. Las diez mesas simbolizaban la armonía restablecida y la continua comunión del creyente con Dios.
Los tazones de oro servían para contener la sangre de la aspersión y las ollas para cocer la carne de los sacrificios, las palas para remover las cenizas del altar y las tenazas para manejar la carne. Es importante notar aquí que el atrio de los sacerdotes, el gran atrio y las puertas del atrio se refieren al mismo pasaje indicado en 1 de Reyes 7.12.
Salomón también hizo todos los utensilios de la casa de Dios debe leerse: “Salomón también supervisó toda la obra”. El resto del pasaje, es un resumen de toda la labor desplegada por Salomón concerniente al mobiliario del templo, indicando la acción concreta del rey de que lo que se había hecho para Jehová debería permanecer como tesoro de Jehová, en “la casa de Dios”.
Salomón empleó en la construcción del templo lo mejor. Dondequiera se mirase en todo el recinto, se veía brillar el esplendor de los ricos metales y la calidad de sus maderas. Esta conjunción prestaba al lugar de culto una imponente grandiosidad, al tiempo que invitaba a un profundo recogimiento y santo temor.
No podía ser menos para un Dios que es la suma de lo perfecto. El templo era el lugar escogido por Él mismo para manifestarse a su pueblo, a través de los sacerdotes.

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