miércoles, 14 de junio de 2017

LEYENDO... 2 de Crónicas 17


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LECTURA DIARIA:
2 de Crónicas 17

Josafat hijo de asa fue el cuarto rey de Judá, Josafat representaba a una potencia con la cual había que contar por el ejército, las fortalezas y los bienes que poseía. Uno de sus más importantes logros fueron los equipos de maestros que envió a enseñar la Ley.
El pueblo de Judá era completamente ignorante de las cuestiones bíblicas. Nunca se había tomado el tiempo para escuchar o discutir la Palabra de Dios y comprender cómo podría cambiar su vida. Josafat se dio cuenta que conocer la Palabra de Dios era el primer paso para hacer que el pueblo comenzara a vivir como debía, así que inició una educación religiosa a todo lo largo de la nación. Revirtió la decadencia religiosa que ocurrió al final del reinado de Asa al colocar a Dios en primer lugar en la mente del pueblo y al infundirle un sentimiento de compromiso y de misión. Debido a esta acción, la nación comenzó a seguir a Dios. 
Durante la mayor parte de su vida, parece que Josafat había sido un hijo que aprendió de los errores de Asa, su padre y siguió sus acciones positivas. Pero en varias ocasiones, sus decisiones revelan los aspectos negativos del ejemplo de su padre.
Cuando los retos eran obvios, como la necesidad de educación religiosa para el pueblo o la amenaza de guerra contra algún gran ejército, Josafat se volvía a Dios para pedir su guía y tomar las decisiones correctas. Su dependencia en Dios fue firme cuando las probabilidades estaban en su contra. Era en la dependencia diaria en Dios para los planes y acciones en la que Josafat era débil. Permitió que su hijo se casara con Atalía, la hija de los malvados Acab y Jezabel de Israel, quien hizo todo lo posible por ser tan malvada como sus padres. Josafat casi fue muerto cuando, sin preguntarle a Dios, hizo una alianza con Acab. 
Aunque hubo algunos tonos grises en el reinado de Josafat, la tónica general de su vida fue buena. En cierto modo, Josafat casi fue un calco de su padre, Asa. Llevó a cabo importantes reformas, que afectaron principalmente a la vida religiosa del pueblo. Es de destacar el celo en hacer desaparecer la idolatría, consiguiendo alentadores resultados. Al final de su reinado, aun pervive en el pueblo su inclinación a “los lugares altos”. Sin embargo, el cronista es claro en su opinión sobre Josafat: “haciendo lo recto ante los ojos de Jehová”.

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