jueves, 1 de agosto de 2019

Tiempo... 1 Timoteo 2. 1 - 4



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Ante todo recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias a Dios por toda la humanidad. 
Se debe orar por los que gobiernan y por todas las autoridades, para que podamos gozar de una vida tranquila y pacífica, con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y agrada a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos se salven y lleguen a conocer la verdad”. 
1 Timoteo 2. 1 – 4.

Para el apóstol Pablo no era suficiente con solo tener a un montón de personas en algún lugar y a eso llamarle iglesia. Pablo quería enseñarles que ser cristiano es mucho más que tan solo decir amén o aleluya.
El ser cristiano es toda una forma de vida. Y para iniciar esa transformación era necesario empezar por algo que tiene que ser el núcleo, el eje central del cristianismo. ¡La Oración¡
La oración no solo es para pedir, exigir o reclamar un milagro. La oración es el medio que me lleva a estar en la presencia de Dios.
La oración tiene el poder de transformar vidas, restaurar corazones. Y fortalecernos en momentos de adversidad.
Dios ha permitido que de las personas que gobiernan en la sociedad, en el hogar, en la iglesia dependa la armonía.
No debemos criticar a los malos gobernantes debemos clamar para que tengan sabiduría para gobernar.
Debemos clamar por un mundo  que está perdido y sin Dios, viviendo en las mentiras de satanás que les regala una falsa libertad que solo los condena al infierno.
Debemos orar en todo lugar. La oración es mucho más que una simple postura,” con los ojos cerrados o de rodillas” la oración es una forma de vida.
La oración debe llevarnos a tener intimidad con Dios, a través de la oración podemos contemplar la presencia de Dios. Y donde está la presencia de Dios hay paz, hay milagros y hay libertad.
Dios les bendiga abundantemente.

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