martes, 20 de agosto de 2019

Tiempo... Hebreos 3. 1 - 6



TIEMPO DE REFLEXIÓN:

“Por lo tanto, hermanos, ustedes los del pueblo santo, que han sido llamados por Dios a ser suyos, consideren atentamente a Cristo Jesús, el Apóstol y Sumo sacerdote, gracias al cual profesamos nuestra fe. 
Pues Jesús ha sido fiel a Dios, que lo nombró para este servicio, como también Moisés fue fiel en su servicio en toda la casa de Dios. Pero a Jesús se le ha concedido más honor que a Moisés, del mismo modo que el que hace una casa recibe más honor que la casa misma. Toda casa tiene que estar hecha por alguien; pero Dios es el que hizo todo lo que existe. Así pues, Moisés, como siervo, fue fiel en toda la casa de Dios, y su servicio consistió en ser testigo de las cosas que Dios había de decir. Pero Cristo, como Hijo, es fiel sobre esta casa de Dios que somos nosotros mismos, si mantenemos la seguridad y la alegría en la esperanza que tenemos”.  Hebreos 3. 1 – 6.

Todos como hermanos en la fe que profesamos vivir, observamos a Jesús pero no lo concebimos desde su frágil humanidad, sino como el enviado del Padre, el sumo sacerdote y guía espiritual de los que creen y confían.
Su fidelidad al llamado que le fue encomendado fue extraordinaria, tan similar a la de Moisés, pero perfeccionada por el amor y la obediencia absoluta que profesó.
Moisés es el gran héroe del pueblo hebreo, su libertador, su mesías en tiempos de esclavitud, mas Jesús ha sido estimado con mayor honor que el de Moisés y esto necesita ser comprendido, y usa una parábola para explicarlo, de igual manera que el constructor de una casa recibe una mayor dignidad, estima o dignidad que la casa misma, así mismo Jesús como autor y consumador de nuestra fe y vida espiritual, por medio del cual todo fue hecho, y por quien este templo espiritual que somos nosotros es conformado a imagen y semejanza del padre.
Moisés tiene una gran similitud con Jesús, ambos nacieron y fueron perseguidos, crecieron junto a padres adoptivos, ayunaron por 40 días y 40 noches, surgieron como libertadores de su pueblo.
De igual manera a como se construye una casa, con su previsión, planos, entendimiento y necesidades, todo tiene su hacedor, su constructor, quien hace es quien establece los cimientos de todo, y cuando habla de todo ello incluye tiempo-espacio.
Moisés sirvió con propósito a la casa, que hace referencia al ser del hombre, y su vida y obra dan testimonio del poder de Dios que obra para salvación, y sirve a nosotros como tipología de la salvación que habría de venir  en Jesús y de la cual hacemos parte. Moisés sirvió para establecer un diseño que habría de cumplirse con el mesías.
A diferencia de Moisés quien sirvió a la casa de Dios o sea al hombre (como salvador de su pueblo y como tipología de la salvación), Jesús cumple con fidelidad su servicio como hijo y como constructor al frente de su desarrollo y construcción o establecimiento. Aquí el escritor confirma que la casa de Dios, somos nosotros, la cual permanece y se establece por la fe en el hijo, que es nuestra confianza y esperanza, de la cual nos gloriamos y enorgullecemos.
Dios les bendiga abundantemente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario