jueves, 1 de agosto de 2019

Leyendo... 1 Timoteo capítulo 2



LECTURA DIARIA:
1 Timoteo capítulo 2

Pablo aquí, nos exhorta a orar unos por otros y también por los que nos gobiernan. Nuestras oraciones fervorosas tendrán resultados poderosos, aun cuando los gobernantes sean malos y no tengamos deseo de orar por ellos.
Cuando Pablo escribió esta carta la persecución era una amenaza creciente para los cristianos, aun así instaba orar por los que gobiernan.
Debemos orar por aquellos que están en autoridad en el mundo para que sus sociedades sean favorables a la difusión del evangelio. El mensaje del evangelio tiene un alcance mundial, no está limitado a una raza, un sexo o a un trasfondo nacional. Dios ama a todo el mundo y envió a su Hijo para salvar a todos los pecadores.
Como seres humanos estamos separados de Dios por el pecado. El sacrificio de Cristo trajo nueva vida a la humanidad.
Pablo se define a sí mismo como un heraldo o predicador. A él se le dio el privilegio especial de anunciar el evangelio a los gentiles.
Al parecer, algunas mujeres cristianas buscaban ganar respeto por parecer hermosas más que por parecerse a Cristo en su carácter. Algunas quizás pensaban que podrían llegar a ganar a sus esposos no creyentes por medio de su apariencia. La belleza empieza dentro de la persona. Un carácter gentil, modesto, amoroso da una luz al rostro que no puede ser duplicado ni por el mejor cosmético ni por la mejor joya del mundo. Un peinado cuidadoso y un exterior muy bien decorado es una apariencia artificial y fría a menos que esté presente la belleza interior.
En el primer siglo de la cultura judía, a las mujeres no se les permitía estudiar. Cuando Pablo dice que las mujeres deben aprender en silencio y total sumisión, les está ofreciendo una sorprendente nueva oportunidad ya que en ese tiempo a las mujeres no se les permitía estudiar.. Pablo no quiso que las mujeres de Efeso enseñaran porque aún no tenían suficiente conocimiento o experiencia. La iglesia en Efeso tenía un problema particular con los falsos maestros. Evidentemente las mujeres eran especialmente susceptibles a sus falsas enseñanzas porque todavía no habían recibido instrucción bíblica suficiente para poder discernir la verdad.
Pablo decía a Timoteo que no debía poner a nadie en posición de liderazgo si todavía no era maduro en la fe.
Pablo no prohibió siempre a que la mujer enseñara. La reconocida colaboradora de Pablo, Priscila, enseñó a Apolos, el gran predicador. Además, con frecuencia Pablo menciona a otras mujeres que tenían posiciones de responsabilidad en la iglesia.
En la referencia de Pablo de que las mujeres estén en silencio, la palabra silencio expresa una actitud de quietud y compostura.
Además, el propio Pablo reconoce que las mujeres públicamente oraban y profetizaban (1Corintios 11.5).
Sin embargo, las mujeres en la iglesia de Efeso estaban abusando de su recién adquirida libertad cristiana. Debido a que estas mujeres eran recién convertidas, no tenían la experiencia necesaria, el conocimiento o la madurez cristiana para enseñar a aquellos que ya poseían una buena educación bíblica. Pablo habla de los roles del hombre y de la mujer dentro de la iglesia. Algunos ven estos versículos acerca de Adán y Eva como una ilustración de lo que estaba sucediendo en la iglesia de Efeso. Así como Eva había sido engañada en el jardín del Edén, así las mujeres en la iglesia estaban siendo engañadas por falsos maestros. Y así como Adán fue el primer ser humano creado por Dios, así los hombres en la iglesia en Efeso serían los primeros en hablar y enseñar, porque tenían más experiencia. Este punto de vista enfatiza que la enseñanza de Pablo aquí no es universal, sino que se aplica a las iglesias con problemas similares. Otros sostienen que los roles que Pablo destaca son los designios de Dios para su orden creado. El estableció estos roles para mantener la armonía tanto en la familia como en la iglesia.
Pablo no está justificando a Adán por su participación en la caída. Por el contrario, en su carta a los Romanos, Pablo pone sobre Adán la culpa primaria por la naturaleza pecaminosa del hombre.
Hay distintas maneras de entender la frase "se salvará engendrando hijos".
El hombre pecó y por eso los hombres fueron condenados a un trabajo doloroso. La mujer pecó y por eso las mujeres fueron condenadas a sufrir dolores de parto. Hombres y mujeres, sin embargo, pueden ser salvos al confiar en Cristo y obedecerle.
Las mujeres que cumplen los roles dados por Dios están demostrando verdadero compromiso y obediencia a Cristo. Uno de los roles más importantes para una esposa y madre es cuidar de su familia.

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