domingo, 25 de agosto de 2019

Tiempo... Hebreos 8. 1 - 6



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Lo más importante de lo que estamos diciendo es que nuestro Sumo sacerdote es de tal naturaleza que se ha sentado en el cielo, a la derecha del trono de Dios, y oficia como sacerdote en el verdadero santuario, el que fue hecho por el Señor y no por los hombres.
Todo sumo sacerdote es nombrado para presentar ofrendas y sacrificios, y por eso es necesario que Jesucristo también tenga algo que ofrecer. Si él estuviera en la tierra, ni siquiera sería sacerdote, pues aquí ya hay sacerdotes que presentan las ofrendas mandadas por la ley de Moisés. Pero estos sacerdotes prestan su servicio por medio de cosas que no son más que copias y sombras de lo que hay en el cielo. Y sabemos que son copias porque, cuando Moisés iba a construir el santuario, Dios le dijo: «Pon atención y hazlo todo según el modelo que te mostré en el monte.» Pero nuestro Sumo sacerdote, que ha recibido un ministerio sacerdotal mucho mejor, es mediador de una alianza mejor, basada en mejores promesas”. Hebreos 8. 1 – 6

La posición de este nuevo sacerdote, perfecto y quien se entregó como sacrificio le ha valido para sentarse a la derecha del trono de Dios en lo eterno, estar a la derecha del Padre, significa haber sido apartado, ser la bendición que el padre ha dado a la humanidad, y tipifica la autoridad que le ha sido delegada. Cuando el hijo se sienta lo hace porque es digno, nadie se sienta por sentarse, se sienta como tipología del poder y la autoridad que se le ha confiado.
Ahora el tabernáculo y el santuario que sirvieron en la tierra de ejemplo o tipología de lo eterno, vive y ha sido levantado en Cristo, quien fue designado por el Padre para serlo.
El sumo sacerdote es quien presenta delante de Dios toda ofrenda y sacrificio, pero como no es dueño de nada, necesita algo que ofrecer, en la tierra ellos ofrecían y presentaban las ofrendas y sacrificios del pueblo, mas Cristo se ofreció a sí mismo.
Lo que existe en lo terrenal no puede trascender a lo eterno, tiene su tiempo y perece, por ello los sacerdotes en la antigüedad presentaban las ofrendas en conformidad con lo dispuesto por la ley. Cristo no sirvió como sacerdote en la tierra, su servicio sacerdotal ahora se cumple en lo eterno en donde su ofrenda y sacrificio nos acercan al Padre.
El sacerdocio levítico, sirvió en un tabernáculo y santuario a imagen del tabernáculo celestial que le fue confiado a Moisés, lo que nos confirma que su sacerdocio también fue una copia y sombra de lo que habría de venir.
Desde lo eterno Cristo ahora pertenece a un linaje sacerdotal perfeccionado en la obediencia y por un sacrificio mejorado, superior, cuyo nuevo pacto ahora esta mediado por la sangre del cordero inmolado desde la creación del mundo y sus promesas ahora permanecen en lo eterno.
Dios les bendiga abundantemente.

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