domingo, 11 de agosto de 2019

Tiempo... 2 Timoteo 4. 14 - 18



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Alejandro el herrero me ha hecho mucho daño.  El Señor le dará su merecido. Tú también cuídate de él,  porque se opuso tenazmente a nuestro mensaje. En mi primera defensa,  nadie me respaldó,  sino que todos me abandonaron.
  Que no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que por medio de mí se llevara a cabo la predicación del mensaje y lo oyeran todos los paganos.  Y fui librado de la boca del león. El Señor me librará de todo mal y me preservará para su reino celestial.  A él sea la gloria por los siglos de los siglos.  Amén” 
2 Timoteo 4. 14 – 18

Pablo fue herido en su corazón por muchas personas que algún día participaron de la congregación, pero nunca pertenecieron a la  verdadera iglesia.
Pablo entiende que toda acción tiene una consecuencia y en su corazón de padre espiritual, con dolor percibe que aquellos que actuaron mal, recibirán lo merecido por sus obras, como pago justo.
Su oposición es símbolo del endurecimiento de su corazón, quien rechaza el mensaje o se opone a él, se opone a Dios mismo, Pablo fue un gran opositor del evangelio, pero Dios obra con sabiduría para trasformación del hombre y aun su más grande error se convirtió en su propia trasformación por la gracia de Dios.
Pablo se enfrentaba públicamente a la muchedumbre para predicar y confrontar a los que no creían, y recibía por ello cárcel, golpes, rechazo y sufrimiento, muchos de los que lo acompañaban también lo abandonaron al sentir en carne propia el rechazo y sufrimiento que les esperaba si continuaban con Pablo.
Hoy muchos anhelan el glamur del servicio en la congregación, pero se olvidan de confrontar la mentira, de predicar la verdad y enseñar aunque no sea propicio sin importar lo que esto pueda conllevar.
 A Pablo no le queda nada de orgullo para consigo mismo, sino que reconoce con humildad que su fortaleza está en Cristo y que sin Él, no hubiese sido posible nada de lo que alcanzó, también reconocía que la predicación y el que este fuese escuchado provenían de Dios, así como el ser librado de la destrucción por causa de sus perseguidores y enemigos.
Pablo estuvo cerca de morir en muchas ocasiones, pero había aprendido a confiar en que su vida y circunstancias estaban bajo la soberanía de Dios quien le preservaba para que cumpliera Su voluntad.
Así como Pablo debemos entregar nuestras vidas y dar gloria a Dios en todo.
Dios les bendiga abundantemente.

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