domingo, 1 de septiembre de 2019

Tiempo... Santiago 1. 12 - 15



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Dichoso el hombre que soporta la prueba con fortaleza, porque al salir aprobado recibirá como premio la vida, que es la corona que Dios ha prometido a los que lo aman. 
Cuando alguno se sienta tentado a hacer lo malo, no piense que es tentado por Dios, porque Dios ni siente la tentación de hacer lo malo, ni tienta a nadie para que lo haga. Al contrario, uno es tentado por sus propios malos deseos, que lo atraen y lo seducen. De estos malos deseos nace el pecado; y del pecado, cuando llega a su completo desarrollo, nace la muerte”.
Santiago 1. 12 – 15

Generalmente el pecado es la conclusión de un proceso donde casi siempre está involucrada la tentación. La tentación se define como instigación o estímulo que induce el deseo de algo, es decir es el deseo de participar o hacer algo que no es del agrado de Dios, pero que a nosotros podría traernos una satisfacción para nuestra carne.
La vida del cristiano no es una vida fácil, la cual requiere de esfuerzo y trabajo y es que es una lucha constante contra la tentación. El hecho de ser cristiano no quita de que la persona no tenga las mismas tentaciones que tenía antes de entregar su vida a Dios. Y es que nadie está exento de las tentaciones, incluso el mismo señor Jesús fue tentado.
Muchas veces pensamos que es Dios el que nos manda las tentaciones pero Santiago nos dice en el versículo 13.
Dios puede probar a sus hijos pero nunca los inducirá a hacer el mal, como hizo con Abraham cuando le dijo que sacrificase a Isaac.
La fuente de la tentación viene de satanás, el cual nos lleva al pecado por medio de tres vías como dice 1 Juan 2.15-16 "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no me está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo." Podemos ver que el diablo usó lo mismo para tentar a Adán y Eva como también a Jesús.
Los deseos de la carne “el árbol bueno para comer; convertir las piedras en pan”.
Los deseos de los ojos” deleite para la vista; los reinos del mundo”.
La vanagloria de la vida “la sabiduría; échate abajo y no pasará nada”.
Para vencer a la tentación debemos de estar preparados, y esa preparación viene por medio de llenar nuestro corazón con la Palabra, meditando cada día en ella y pidiendo a Dios que nos hable cada día a nuestras y guardándola en nuestro corazón. Estaremos preparados a través de la oración, de tener una relación diaria y constante e íntima con nuestro Padre y eso solamente lo conseguiremos si buscamos a Dios y pasamos tiempo con él por medio de la oración.
La tentación siempre va estar ahí y depende de nosotros y de cómo estemos de preparados para poder superarla o de caer en ella y llegar a pecar.
Dios les bendiga abundantemente.

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