domingo, 8 de septiembre de 2019

Tiempo... 1 Pedro 2. 4 - 8



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Acérquense, pues, al Señor, la piedra viva que los hombres desecharon, pero que para Dios es una piedra escogida y de mucho valor. 
De esta manera, Dios hará de ustedes, como de piedras vivas, un templo espiritual, un sacerdocio santo, que por medio de Jesucristo ofrezca sacrificios espirituales, agradables a Dios. Por eso también dice la Escritura: «Yo pongo en Sión una piedra que es la piedra principal, escogida y muy valiosa; el que confíe en ella no quedará defraudado.»  Para ustedes, que creen, esa piedra es de mucho valor; pero para los que no creen se cumple lo que dice la Escritura: «La piedra que los constructores despreciaron, se ha convertido en la piedra principal.»  Y también esto otro: «Una roca, una piedra con la cual tropezarán.»  1 Pedro 2. 4 – 8.

Es asombroso ver como en cada país, según sus necesidades y según el tipo de tierra que se tiene la arquitectura cambia por completo. Por ejemplo, no será nunca igual un edificio en un país rico, donde se dispone de más medios para construir que en un país pobre, tampoco será igual construir una casa en la ciudad que en la montaña, donde el clima es más frío y las nevadas seguras. Pero no solo la arquitectura es importante, sino que incluso los cimientos cambian según el país. En esto Japón, una tierra en la que los terremotos están a la orden del día sorprende al crear unos cimientos que hacen que fluctúen los edificios y eviten de esta manera una gran catástrofe.
Sin mirar nada más que la estética, si tuviésemos que construir una casa no elegiríamos los cimientos que utilizan en Japón, ya que producirían retraso en la construcción y un mayor costo, pero si quisiésemos priorizar nuestra seguridad, sin duda lo haríamos.
Con este pensamiento las palabras de Pedro toman sentido.
Los hombre ven el fundamento de Cristo como algo innecesario, la vida ofrece demasiadas oportunidades, demasiadas cosas en las que fundamentar nuestra vida, demasiadas cosas por las que sacrificarnos, trabajo, deporte, familia, mujer, marido, viajar, etc. Ante esto con los ojos humanos Cristo no es tan aceptado y es rechazado, pero esto es muy diferente para Dios. Para Él Cristo sí que es importante, para Dios es muy valioso, es una piedra preciosa.
Cuando Dios rebela esto al hombre, es cuando las personas dejamos de buscar otras cosas diferentes a Cristo para fundamentar nuestra vida, es ahí donde encontramos los cimientos en los que edificar una casa espiritual, para llevar una vida de sacrificio a Dios de una manera santa, un sacerdocio impecable por medio del fundamento donde está construida nuestra vida.
Si nuestra vida no está cimentada en Jesucristo, es que hemos construido nuestra vida sobre otro cimiento, pero ¡hay buenas noticias! Aún estamos a tiempo de derribar esa casa, y empezar a construir una nueva en Cristo.
Dios les bendiga abundantemente.

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