sábado, 14 de septiembre de 2019

Tiempo... 2 Pedro 2. 9 - 15



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“El Señor sabe librar de la prueba a los que viven entregados a él, y sabe tener a los malos bajo castigo para el día del juicio.
 El Señor castigará sobre todo a los que siguen deseos impuros y desprecian su autoridad. Son tercos y atrevidos, y no tienen miedo de insultar a los poderes superiores; en cambio, los ángeles, aunque tienen más fuerza y autoridad, no se atreven, de parte del Señor, a condenar con insultos a esos poderes. Esos hombres son como los animales: no tienen entendimiento, viven sólo por instinto y nacen para que los atrapen y los maten. Hablan mal de cosas que no entienden; pero morirán de la misma manera que los animales, sufriendo por lo que han hecho sufrir a otros. Se creen felices entregándose al libertinaje en pleno día. ¡Son una vergüenza y un escándalo cuando los acompañan a ustedes en sus fiestas, divirtiéndose con sus placeres engañosos! No pueden ver a una mujer sin desearla; no se cansan de pecar. Seducen a las almas débiles; son expertos en la avaricia; son gente maldita. Andan perdidos, porque se han desviado del camino recto. Siguen el ejemplo del profeta Balaam, hijo de Bosor, que quiso ganar dinero haciendo el mal”.  
2 Pedro 2. 9 – 15.

Dios libra de la prueba y el juicio a aquellos que vive conforme a sus enseñanzas, mientras ejerce su justicia sobre la existencia.
Quien vive conforme a su naturaleza terrenal y desprecia la verdad es osado y soberbio pues ha dado preeminencia a su ser por encima de todo, pero quien actúa así no tiene esperanza de vida eterna. Su mismo atrevimiento y arrogancia hace que no tengan ningún reparo en despreciar los seres espirituales existentes.
Mientras el hombre en su arrogancia y atrevimiento desprecia a los seres espirituales, los ángeles que tienen una mayor fuerza y poder no pronuncian palabra alguna en su contra pues permanecen en la presencia del Señor. Su mensaje es una clara exhortación a aquellos que usan palabras arrogantes y de desprecio para con los seres espirituales, para que mejor guarden sus palabras y callen.
Quien calla actúa con mayor sabiduría que aquel que habla.
Aquellos que hablan mal, maldicen, y condenan a los seres espirituales no tienen entendimiento, ni discernimiento acerca de lo espiritual. Quien así obra solo lo hace guiado por su naturaleza terrenal, ellos son atrapados y cercenados por sus propias declaraciones blasfemas. Su castigo es el justo pago por sus injustas palabras y acciones.
Quien vive bajo el influjo del pecado solo puede entregarse al placer que vive en un completo desenfreno en su ser. Aunque parezcan ocultos sus actos desenfrenados a la vista de todos, sus pasiones tarde o temprano les delatan.
Quien vive en su naturaleza carnal permanece lleno de promiscuidad y su ser se vuelve insaciable para buscar el placer. Tienen una gran habilidad para seducir a los inconstantes en el camino de la verdad, pues contaminan tu ser con sus palabras y acciones, la ruindad consume su ser en el deseo y el placer.
Pedro con gran conocimiento de las escrituras usa los ejemplos como una reflexión para aquellos que van por el camino de la verdad. Y que mejor ejemplo que Balaam que siendo profeta del Señor desvió su camino por la avaricia que consumía su ser y se fue en contra del pueblo del Señor.
Dios les bendiga abundantemente.

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