miércoles, 4 de septiembre de 2019

Leyendo... Santiago capítulo 4



LECTURA DIARIA:
Santiago capítulo 4

Aquí nos dice que las guerras y las peleas nacen en el corazón humano, en sus malos deseos. También por querer algo que otro tiene y que no lo pueden tener de otra forma, se hace la guerra para conseguirlo. 

Generalmente, los argumentos para la guerra no empiezan en la persona que comienza el enfrentamiento, sino que presenta al otro como culpable y la violencia como el único camino posible a seguir.
Dios, en su sabiduría mira lo profundo del corazón y la mente humana.

El origen está en la propia maldad humana, no solo el hombre ha perdido el rumbo entre pares, hombres frente a hombres, sino que se ha olvidado de Dios.
Dios nos está diciendo aquí, que no tenemos aquello que deseamos, porque no se lo hemos pedido a Él, y que si lo hemos hecho, lo hicimos mal. En el fondo, muchas veces pedimos para satisfacer nuestros malos deseos, pero estamos lejos de la voluntad de Dios.
También nos habla aquí de la amistad con el mundo, o sea, el amigarnos con la forma de pensar y vivir alejados de Dios. No se refiere, con la palabra mundo, a las personas o cosas materiales, sino lo que está detrás, lo que mueve al mundo por fuera de la voluntad de Dios.
Por eso, Él nos dice aquí, que cualquiera que adopte esta forma de pensar o se amiga con esta forma de hacer las cosas, se hace enemigo de Dios, dado que desconoce su Señorío y pasa por encima de su voluntad, para conseguir por sí mismo lo que quiere y quitar a su vez lo que Dios ha dado a otro.
Nos dice además que si nos aferramos a Dios, y vivimos en consecuencia, nuestra mala manera de pensar y obrar se alejará de nosotros y podremos pensar y obrar como Dios quiere y comprobar así que la voluntad de Dios es adorable y perfecta.
Si buscamos a Dios en primer lugar, todo lo demás viene por añadidura.
No debemos hablar mal de otros. Cuando dictamos un juicio hacia otra persona, la estamos condenando con nuestras palabras, porque aunque Dios la perdone y la transforme, mucha gente ya tiene un juicio de valor diferente y por esa razón, le cuesta mucho poder cambiar su testimonio ante la sociedad.
Como creyentes, quizás muchas veces hemos planificado cosas sin consultar a Dios. Pensamos a donde viajar, como invertir, en donde vivir, planificamos todos los detalles, y luego que hemos hecho todo, entonces si vamos a Dios, y lo ponemos delante de Él, para que Él lo apruebe, para que Dios lo bendiga y se haga como hemos dispuesto.
Si las cosas no salen bien, Él es quien carga con la culpa de no haber bendecido y acompañado los proyectos que nosotros hemos decidido hacer, y los planes que hemos pensado llevar a cabo. 
Que distinto sería si oramos primero, consultando a Dios para saber lo que Él quiere que hagamos.
Cuando sometemos nuestra voluntad a su voluntad, a la voluntad de Dios, es cuando podemos ver mejor el futuro, que es lo que podemos hacer más adelante.
No dejemos a Dios fuera de nuestra vida, cada vez que planifiquemos algo, tomemos un tiempo para consultar a Dios, antes de decidir es bueno saber que Él piensa.
Somos tan solo un eslabón en este sistema creado por Dios, y que por tanto, nuestro andar, lo que hacemos, afecta sensiblemente lo establecido por Dios.
Permitamos que Él nos guíe, permitamos que sea Dios quien nos marque el camino a seguir. No hay nada mejor que estar dentro de la voluntad de Dios, con Él en la barca, todo sale mejor.

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