domingo, 29 de septiembre de 2019

Leyendo... Apocalipsis Introducción



LECTURA DIARIA:
Apocalipsis Introducción

Era el año 95 d.C. ya habían pasado más 60 años desde que Jesús había caminado entre Su pueblo. Jerusalén y el Templo habían sido destruidos, y los judíos habían sido derrotados.
Pablo había muerto decapitado en Roma, cerca de 30 años antes. Pedro había sido crucificado cerca del mismo tiempo. De todos los discípulos, solamente Juan estaba vivo. Él había escrito el Evangelio que lleva su nombre y sus tres cartas unos años antes, y había servido por un tiempo como obispo en la Iglesia de Éfeso. Cerca del año 70 d.C. cuando el Templo fue destruido.
Finalmente, los romanos exiliaron a Juan en la Isla de Patmos, una prisión tipo colonia, fuera de la costa de lo que hoy día es Turquía, creyendo que así no volverían a saber de él. Pero el Señor tenía otros planes y se le apareció personalmente a Juan ordenándole que escribiera una última carta y la enviara a las siete iglesias en Asia Menor.
 Ya anciano al final de sus días, Juan estaba por embarcarse en uno de sus mayores retos. Después de escribir el Libro de Apocalipsis, murió de causas naturales cerca del año 100 d.C.
Apocalipsis, en griego significa revelación, develar o descubrir algo que está oculto. En el libro se da a conocer al Señor Jesucristo y se revela Su autoridad, poder y función preeminente en el plan de salvación del Padre. El libro también revela mucha información importante sobre los acontecimientos que anteceden a la Segunda Venida y al Milenio.
Estudiar el Libro de Apocalipsis puede ayudarte a lograr un mayor entendimiento sobre el Hijo de Dios resucitado y glorificado, así como de Su comunicación con los hijos de Dios a lo largo de todas las épocas de la historia de la tierra, en particular, en los últimos días. El libro brinda un mensaje de esperanza a las personas rectas y puede alentarte a mantenerte fiel a tu testimonio del Salvador en medio de persecuciones y pruebas.
De los 404 versículos que contiene el Libro de Apocalipsis, 278 son tomados del Antiguo Testamento. De hecho, el único libro no citado es el de Ester.
Encontremos por eso construcciones gramaticales del Antiguo Testamento como, por ejemplo, “el que es, el que era y el que ha de venir”, y “los siete espíritus que están delante de Su trono”. La primera expresión es una traducción aproximada del Nombre de Dios, y la segunda es el Nombre del Espíritu de Dios. En el capítulo 19 veremos la palabra no traducida “Aleluya” (que significa “Gloria a Dios”) que se utiliza cuatro veces. Es en el único lugar en que esta palabra aparece en el Nuevo Testamento. De hecho, el Apocalipsis tiene tantos matices del Antiguo Testamento que algunas personas creen que Juan estaba en realidad traduciendo del hebreo al griego conforme escribía.
La frase “Alfa y Omega” se deriva de la primera y última letras del alfabeto griego, y se refiere a Dios el Padre y recuerda Su llamado a Israel. “Ustedes son mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcan y crean, y entiendan que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí. Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve” (Isaías 43.10-11).
Esta frase la utilizaría Jesús después para Sí mismo.
Por medio de esta orden queda claro que Juan en realidad iba a ser testigo de algunos eventos que el Señor quería que documentara y luego que distribuyera a las siete iglesias que había nombrado.
Algunas personas alegan que Juan vio todo esto durante un Sabbat, mientras que otras dicen que él fue transportado a través del tiempo al Día del Señor. De esta manera, el Señor divide el Libro de Apocalipsis que Juan va a escribir, en tres secciones.
Las cosas que Juan ha visto, que son las contenidas en el capítulo 1, las cosas que son, las cuales comprenderán los capítulos 2 y 3, y las cosas que serán después de estas, que son las comprendidas en los capítulos 4 al 22.
El hecho de que al Señor se le vea en pie en medio de siete candeleros de oro indica Su involucramiento directo con la iglesia, y el que sostenga las siete estrellas en Su mano derecha, nos habla de la íntima relación que Él tiene con los líderes de las mismas.
Ya sea que los veamos como los pastores o como vigilantes angelicales, Él los tiene en la palma de Su mano. El número siete es una figura prominente en el Libro de Apocalipsis, que se utiliza 52 veces.
La mención del Señor de ser “el primero y el último” muestra los pasos más importantes en un proceso de fabricación. La palabra griega traducida “primero” es “prótos” de donde se origina la palabra “prototipo”. El prototipo es el original. Es el que fija la norma de la que saldrán todas las demás copias y que serán comparadas, en exactitud, con el original (el primero, el prototipo).
Y la palabra griega traducida como “último” es “escatos” (de aquí se deriva la palabra “escatología”, que es la rama de la Teología dedicada al análisis de los últimos tiempos proféticos). Escatos es un superlativo, el ejemplo perfecto, lo más alto y mejor que se puede obtener. A pesar de que estemos destinados a ser como Él y actuar como Él, nunca podremos ser Él.

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