martes, 10 de septiembre de 2019

Tiempo... 1 Pedro 4. 1 - 6



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Por eso, así como Cristo sufrió en su cuerpo, adopten también ustedes igual disposición. Pues el que ha sufrido en el cuerpo ha roto con el pecado, para vivir el resto de su vida conforme a la voluntad de Dios y no conforme a los deseos humanos. 
Por mucho tiempo hicieron ustedes las mismas cosas que hacen los paganos, pues vivían entonces en vicios, malos deseos, banquetes y borracheras, bebiendo con exceso y adorando ídolos abominables. Ahora, como ustedes ya no los acompañan en los excesos de su mala vida, ellos se extrañan y hablan mal de ustedes. Pero ellos tendrán que rendir cuentas ante aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. Pues aun a personas muertas se les anunció la buena noticia, para que pudieran vivir en el espíritu, según Dios, aunque en este mundo hubieran sido juzgados en el cuerpo, según los hombres”. 
1 Pedro 4. 1 – 6.

Hay cosas que parecen impensables que ocurran en la vida, de aquí nacen los miedos en muchas ocasiones. El sufrir una experiencia traumática, puede ser la raíz de los miedos, puede haber muchos eventos que produzcan un trauma y que lleven al miedo según qué ocasiones, y el miedo produce incapacidad de hacer algo o estar en algún lugar. Aquel que tiene miedo no vuelve al sitio que le produce su inseguridad y si tiene que estar, al salir siente liberación, lo malo ha pasado.
Si nos paramos a pensar, Pedro en cierto modo habla de esto en este pasaje.
El padecimiento de Cristo venció al pecado, produjo liberación y es por medio de Él que nosotros ya no somos esclavos al pecado, sino libres para hacer el bien. El concepto es muy profundo, pero simplificándolo debemos partir de la corrupción absoluta del ser humano, el cual su corazón tiende siempre hacia el mal y solo por medio de Cristo es que podemos hacer el bien.
Pero entendiendo el bien, no únicamente una buena acción, porque las buenas acciones muchas veces parten de la idolatría hacia nosotros mismos o a otras personas o cosas, sino que tenemos libertad para hacer las cosas conforme a la voluntad de Dios.
Bajo esta óptica debemos comprender algo, si hemos sido librados del pecado, somos libres para hacer el bien, debiéramos tener miedo a volver a aquello que antes nos ataba, debiéramos querer huir de todo aquello que antes nos tenía preso y no podíamos salir y entonces empezar a vivir de manera diferente a la que hemos estado viviendo anteriormente, porque llegará el día en que seremos juzgados por nuestros actos y muchos serán castigados por ellos, pero aquellos que hemos sido comprados con la sangre de Cristo ya somos libres, pero no para hacer lo que queramos sino para vivir según la voluntad de Dios, que no es otra que su nombre sea exaltado por medio de nuestras vidas.
Dios les bendiga abundantemente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario