domingo, 3 de marzo de 2019

Tiempo... Lucas 9. 57 - 62



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”. 
Lucas 9. 57 – 62.

A Jesús le costó la vida, él pasó el sufrimiento más grande que un hombre pudiera jamás experimentar. Ahora ¿nos cuesta a nosotros también algo, ser cristianos? ¿Cuál es el costo de seguir a Jesús?
Vemos que mucha gente lo seguía porque no sabían el costo, creían que él era el libertador que esperaban, quien los iba a poner en el primer lugar de todas las naciones, quien les iba a devolver toda la gloria que Israel tenía cuando David era su Rey, creían que les iba a quitar de encima el yugo del imperio romano, pues les dio de comer, multiplicó los panes y los peces, hizo milagros de sanidad, libertó endemoniados, que más podían pedir.
En la palabra de hoy Jesús le está advirtiendo a un hombre, desde un principio que no sería fácil seguirle, que habría un costo que pagar. Pues, no pagamos nada por la salvación, pero seguirle a EL tiene un costo.
Jesús desde ya le estaba diciendo que seguirle a EL no garantizaba bienestar en esta tierra, sino más bien sufrimientos, hambre, persecución, peligros, desnudes, etc.
Jesús no vino a entregar un mensaje que agradara a la gente, que les hiciera sentir bien, que les levantara su autoestima, que fuera motivacional, que fuera atractivo, Jesús no vino a entregar un mensaje al gusto del hombre, sino conforme al corazón de su Padre.
¿Estamos dispuestos a pagar el precio para seguirle auténticamente?
Ser cristiano legítimo, tiene un precio.
Dios les bendiga abundantemente.

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