sábado, 16 de marzo de 2019

Leyendo... Lucas capítulo 22



LECTURA DIARIA:
Lucas capítulo 22

Todos los judíos varones mayores de doce años de edad debían ir a Jerusalén para la Fiesta de la Pascua, a la cual le seguía la Fiesta de los Panes sin Levadura.
Para estas festividades, judíos de todas partes del Imperio Romano se reunían en Jerusalén para celebrar uno de los acontecimientos más importantes de su historia.
La parte de satanás en la traición de Jesús no quita en absoluto la responsabilidad de Judas. Sin importar lo que Judas pensaba, satanás supuso que la muerte de Jesús daría por terminada la misión y detendría el plan de Dios. Como Judas, satanás no sabía que la muerte de Jesús era la parte más importante en el plan de Dios.
La comida de la Pascua incluía cordero, porque cuando los judíos se preparaban para salir de Egipto, Dios les dijo que debían matar uno, usar su sangre para pintar los dinteles de sus casas y preparar la carne para comerla. Pedro y Juan tuvieron que comprar y preparar el cordero así como también el pan sin levadura, aderezo, vino y otros alimentos ceremoniales
La Pascua conmemoraba la huida de Israel de Egipto cuando la sangre de un cordero, puesta en los dinteles de las puertas, salvó de la muerte a sus primogénitos. Este acto simbolizaba la obra de Jesús en la cruz. Como el Cordero de Dios sin mancha, derramaría su sangre a fin de salvar a los suyos del juicio y la muerte por el pecado.
En la cena tradicional de Pascua, el vino se servía cuatro veces. Cristo hizo alusión a su cuerpo y a su sangre cuando ofreció la cuarta y última copa. La santa cena conmemora la muerte de Cristo en la cruz por nuestros pecados y señala la venida del Rey en gloria.
Jesús le dijo a sus discípulos que partieran el pan y lo comieran "en memoria de mí". Quería que recordaran su sacrificio, la base del perdón de los pecados y también su amistad que podían seguir gozando a través de la obra del Espíritu Santo.
En tiempos del Antiguo Testamento, Dios aceptaba perdonar los pecados si traían animales al sacerdote para que los sacrificara. Cuando se estableció este sistema sacrificial, el acuerdo entre Dios y el hombre se selló con la sangre de animales (Éxodo 24.8). Sin embargo, la sangre de animales no tiene la virtud de limpiar pecados (solo Dios puede perdonar pecados), el sacrificio de animales se repetía cada día y cada año. Jesús instituyó un "nuevo pacto" o acuerdo entre el hombre y Dios. Bajo este nuevo pacto, Jesús moriría en lugar de los pecadores. Como en el caso de la sangre de los animales, su sangre (porque Él es Dios) limpiaría los pecados de todo aquel que depositara su fe en El. Y su sacrificio nunca se repetiría pues sería aceptable por toda la eternidad (Hebreos 9.23-28).
Cuando Jesús habló de quien lo traicionaría, Judas sabía lo que significaba.
El acontecimiento más importante en la historia estaba a punto de ocurrir, ¡y los discípulos discutían acerca de su prestigio en el Reino!
Los discípulos enredados en sus preocupaciones particulares, no percibieron lo que Jesús trataba de decirles acerca de su muerte y resurrección próximos.
El sistema de liderazgo del mundo es muy diferente al que rige en el Reino de Dios, entre los cristianos, líder es aquel que sirve mejor.
Satanás quiso zarandear a Pedro como si fuera trigo. Esperaba hallar solo paja, fácil de soplar. Pero Jesús aseguró a Pedro que su fe, a pesar de flaquear, no se destruiría, sino que se renovaría hasta convertirse en un líder poderoso.
Jesús profetizó que Judas lo traicionaría y luego anuncia que Pedro lo negaría y que después se arrepentiría y recibiría una misión para apacentar a los corderos de Jesús. Traicionar es tan malo como negar. Pero los dos hombres tuvieron destinos totalmente diferentes porque uno se arrepintió.
Jesús cambia su consejo inicial relacionado con los viajes. Los discípulos debían llevar alforja, dinero y espada. Podrían enfrentar ataques y persecución y tendrían que estar preparados.
El Monte de los Olivos estaba localizado al este de Jerusalén. Jesús fue a un monte que se hallaba al suroeste, un olivar llamado Getsemaní, que significa "lagar de aceite". Jesús pidió a los discípulos que oraran para que no entraran en tentación porque Él sabía que muy pronto los iba a dejar. También sabía que necesitarían más fortaleza para enfrentar la tentación que se avecinaba: la de huir o la de negar su relación con Él. Además, estaban a punto de verlo morir.
Jesús expuso su temor frente a las aflicciones venideras, pero a la vez reafirmó su decisión de hacer la voluntad de Dios. La copa a la que se refiere significa la agonía terrible que tendría que enfrentar; no solo el horror de la crucifixión, sino peor aún, la separación total de Dios que experimentaría a fin de morir por los pecados del mundo.
Solo Lucas menciona que Jesús parecía sudar gotas de sangre. Jesús estaba en extrema agonía, pero El no cedió ni renunció. Siguió adelante con la misión a la que había venido.
Cuando Jesús regresó, los discípulos estaban dormidos.
Un beso era, y aún lo es, un saludo tradicional entre los hombres en ciertas partes del mundo. En este caso fue la señal para arrestar a Jesús.
Por el Evangelio de Juan sabemos que Pedro fue el hombre que cortó la oreja al siervo (Juan 18.10).
Los líderes religiosos no arrestaron a Jesús en el templo por temor a una revuelta. En cambio, vinieron en secreto durante la noche, bajo la influencia del príncipe de las tinieblas, satanás mismo. A pesar de que era la media noche, llevaron a Jesús de inmediato a la residencia del sumo sacerdote. Los líderes religiosos ansiaban y querían que se cumpliera la ejecución antes del día de reposo y seguir con la celebración de la Pascua. Esta residencia era un palacio con muros exteriores que daban a un patio donde siervos y soldados buscaban calentarse alrededor del fuego.
Las experiencias de Pedro en las próximas horas cambiarían su vida. Se convertiría de un seguidor poco entusiasta a un discípulo arrepentido y finalmente a la clase de persona que Cristo podría utilizar para edificar su Iglesia.
Pedro lloró amargamente, no solo por aceptar que negó a su Señor, el Mesías, sino también porque dio las espaldas a un amigo muy querido, alguien que lo amó y enseñó durante tres años.
Ante el sumo sacerdote, Jesús no manifestó en este momento que Él era Dios, simplemente respondió con un sí la pregunta del sumo sacerdote, diciendo: "Vosotros decís que lo soy". Pero Jesús se identificó con Dios al usar un título familiar que se halla en el Antiguo Testamento: "Yo soy" (Éxodo 3.14). El sumo sacerdote reconoció la declaración de Jesús y lo acusó de blasfemo. Para cualquier otro ser humano decir que era Dios era una blasfemia, pero en este caso era verdad. La blasfemia, el pecado de pretender ser Dios o atacar de cualquier forma su autoridad y majestad, se castigaba con la muerte. Los líderes judíos tenían la evidencia que necesitaban.

No hay comentarios:

Publicar un comentario