martes, 26 de marzo de 2019

Tiempo... Juan 7. 37 - 39



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“El último día de la fiesta era el más importante. Aquel día Jesús, puesto de pie, dijo con voz fuerte: Si alguien tiene sed, venga a mí, y el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura, del interior de aquél correrán ríos de agua viva.

Con esto, Jesús quería decir que los que creyeran en él recibirían el Espíritu; y es que el Espíritu todavía no estaba, porque Jesús aún no había sido glorificado”. 
Juan 7. 37- 39.

El hombre sin Cristo tiene un vacío que trata de llenar con alcohol, drogas, riquezas o placeres temporales. Pero nunca estas cosas saciarán su sed sino que al contrario aumentarán el tamaño de su vacío, aumentarán su miedo hasta terminar con su propia vida.
Lo vemos en muchos artistas y personajes famosos que lograron un éxito aparente, conseguido sin tener en cuenta a Dios.
Este vacío interior, esa sed espiritual sólo puede ser llenada una vez y para siempre con el Espíritu de Dios; el Señor Jesús declara “Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré.” (Juan 16.7), ya que al morir en la cruz y luego resucitar, fue alzado a los cielos, para luego bajar por medio de su Espíritu y habitar en el corazón de cada creyente.
Sólo este hecho cambia nuestra realidad espiritual, transformando y llenando nuestro interior de la fuente de amor, paz y libertad verdadera. Somos cambiados desde nuestro interior para ofrecer a los demás algo que ahora sí tenemos: el amor de Dios.
¿Tenemos sed espiritual?
 Sólo la fe en Jesús nos puede quitar la sed para siempre.
Así que, con total sinceridad con Dios, pidamos que nos perdone gracias al sacrificio de Jesús en la cruz y que envíe a su Santo Espíritu a morar en nosotros, para que podamos pasar de la oscuridad a la luz verdadera de Jesús.
Dios les bendiga abundantemente.

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