domingo, 31 de marzo de 2019

Tiempo... Juan 12. 20 - 24



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Entre la gente que había ido a Jerusalén a adorar durante la fiesta, había algunos griegos.
 Éstos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida, un pueblo de Galilea, y le rogaron: Señor, queremos ver a Jesús. Felipe fue y se lo dijo a Andrés, y los dos fueron a contárselo a Jesús. Jesús les dijo entonces:
Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado.  Les aseguro que si el grano de trigo al caer en tierra no muere, queda él solo; pero si muere, da abundante cosecha”. 
Juan 12. 20 – 24.

Jesús se manifestó primeramente al pueblo judío, sin embargo muchos gentiles como los griegos, se inquietaron más por su Palabra y le dijeron a Felipe (uno de los 12 discípulos): “queremos ver a Jesús”.
Este deseo puede tomarse de dos formas: Primero, una simple curiosidad. Tal vez han escuchado de sus milagros, señales y prodigios y quieren ver para creer. Segundo, anhelar realmente conocerlo, tener un encuentro personal con Él.
Cuando se lo dijeron a Jesús dio una extraña respuesta a la petición de los griegos: “Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado”.
Jesús sabe que es la Pascua y tiene en mente la cruz. Sabe que tiene que caer y morir de la misma manera que un grano de trigo cae en el surco para poder dar fruto.
La referencia a la hora señalaba la crisis que se aproximaba. Jesús usa la imagen del grano de trigo y el principio de la naturaleza de que la muerte es esencial para producir la vida. El trigo reproduce su propia simiente y Jesús considera su pasión con la misma ley, su muerte produciría muchos granos de trigo, una abundante cosecha de vidas nuevas.
Estos griegos subieron a la celebración aunque no podían participar en algunos aspectos de ella por ser gentiles y no se les permitía entrar dentro del templo. Este grupo de gentiles representaba en ese momento a todos los gentiles del mundo y la misión universal de Jesús se iniciaría con ellos. Su deseo era más que ver a Jesús, querían conocerlo y le dicen a Felipe. Este lo consulta con Andrés quien acostumbraba a llevar personas a Jesús. Esto nos hace pensar en las personas que queremos llevar a los pies de Cristo, pero nos cuesta trabajo hablarles del evangelio, entonces pedimos ayuda al hermano que tiene más experiencia.
Con la llegada de los griegos, Jesús reconoció que la hora de la crucifixión y resurrección se había acercado y así cumplir la misión de morir por judíos y gentiles en la cruz. Una tragedia según la perspectiva humana, pero un triunfo glorioso en la perspectiva de Dios, que por fin daría solución al pecado de la humanidad.
¿De cuál de las dos formas nos queremos acercar? ¿Simplemente como observadores?, o ¿queremos realmente ver a Jesús?
Esto definirá nuestro futuro espiritual. Si queremos dar fruto es imprescindible confiar en Cristo, tomar su cruz, morir a nosotros mismos y ser levantados a una vida nueva que se proyecte hacia la eternidad.
Dios les bendiga abundantemente.

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