sábado, 29 de junio de 2019

Leyendo... Gálatas capítulo 3



LECTURA DIARIA:
Gálatas capítulo 3

Los creyentes de Galacia habían sido fascinados por los argumentos falsos de los maestros, hasta dar la apariencia de que estaban bajo la influencia de un encanto.
Algunos de estos creyentes habían estado en Jerusalén en Pentecostés y habían recibido el Espíritu Santo allí, sabían que no recibieron el Espíritu de Dios por obedecer la ley judía.
Pablo enfatizó que así como comenzaron la vida cristiana en el poder del Espíritu, de igual manera crecerían por el poder del Espíritu.
Los gálatas dieron un paso atrás cuando decidieron cumplir con las leyes judías.
Pablo los confronta con preguntas, él esperaba lograr que los gálatas vieran otra vez a Cristo como el fundamento de su fe.
Los gálatas rápidamente se volvieron de las enseñanzas de Pablo a las novedades de los maestros en su ciudad, necesitaban el don de la perseverancia que da el Espíritu Santo.
El argumento principal de los judaizantes era que los gentiles tenían que hacerse judíos para poder ser cristianos. Pablo expuso lo débil de este argumento al demostrarles que los verdaderos hijos de Abraham son aquellos que tienen fe, no los que guardan la ley. Abraham mismo fue salvado por fe (Génesis 15.6).
Pablo cita Deuteronomio 27.26 para probar que en oposición a lo que los judaizantes enseñaban, la ley no puede justificar y salvar, sólo puede condenar. El quebrantar uno solo de los mandamientos trae condenación sobre una persona.
Pablo menciona la declaración de Habacuc  2.4, Dios salvó a Abraham por medio de su fe, y ha bendecido al mundo a través de Abraham al enviar al Mesías como uno de sus descendientes.
La ley tiene dos funciones. En su lado positivo, revela la naturaleza y la voluntad de Dios y muestra a la gente cómo debe vivir. En el lado negativo, muestra el pecado de las personas y les indica que es imposible agradar a Dios por obediencia plena a todas sus leyes. La promesa de Dios a Abraham tiene que ver con su fe, la ley enfoca las acciones. El pacto con Abraham muestra que la fe es el único medio de salvación, la ley muestra cómo obedecer a Dios en una respuesta maravillosa. La fe no anula la ley, por el contrario, cuanto más llegamos a conocer a Dios, más entendemos cuán pecadores somos.
La ley nos muestra la necesidad de salvación; la gracia de Dios nos provee esa salvación. En el Antiguo Testamento Dios revela su naturaleza, su voluntad para la humanidad, sus leyes morales y sus directrices para vivir. Pero no podemos ser salvos por guardar la ley, debemos confiar en Cristo el Mesías. En la sociedad romana, un futuro joven ponía a un lado la túnica de su niñez y se vestía con una nueva túnica. Esto representaba su paso a la ciudadanía adulta con todos sus derechos y responsabilidades. Pablo combinó esta concepción cultural con el concepto del bautismo. Por hacerse cristiano y ser bautizados, los creyentes gálatas estaban creciendo espiritualmente y estaban listos para tomar el privilegio y las responsabilidades de mayor madurez. Pablo dice que ellos habían puesto a un lado las vestimentas viejas de la ley, y ahora
estaban vistiendo el ropaje nuevo de la rectitud en Cristo.
La fe en Cristo va más allá de cualquier diferencia y hace que los creyentes sean uno en Cristo.
Pablo era uno de los judíos más dedicados de su tiempo. Sin embargo, Dios lo transformó por medio de una revelación de las buenas nuevas acerca de Jesús, en el momento de una de las acciones más fanáticas. Los otros apóstoles declararon que el mensaje predicado por Pablo era el evangelio verdadero. Lejos de degradar la ley, Pablo la puso en el lugar que le correspondía. Dijo que ella mostraba a la gente dónde había pecado y que les señalaba a Cristo.

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