jueves, 27 de junio de 2019

Leyendo... Gálatas capítulo 1



LECTURA DIARIA:
Gálatas capítulo 1

Pablo fue llamado a ser apóstol por Jesucristo y Dios el Padre. Presentó sus credenciales desde el comienzo de esta carta porque algunos en Galacia estuvieron cuestionando su autoridad.

En el tiempo de Pablo, Galacia era la provincia romana situada en la parte central de la actual Turquía.
El plan completo de Dios fue salvarnos por medio de la muerte de Jesús. Hemos sido rescatados del poder de este mundo malvado: un mundo gobernado por satanás, lleno de crueldad, tragedia, tentación, y decepción. El haber sido rescatados de este mundo perverso no significa que hemos sido sacados fuera, sino que ya no estamos esclavizados a él.
Algunos estaban predicando "un evangelio diferente". Esta gente predicaba que para que los gentiles fueran salvos debían cumplir con las leyes y costumbres judías, especialmente el rito de la circuncisión. La fe en Cristo no era suficiente. Este mensaje dañó la verdad de las buenas nuevas de que la salvación es un regalo, no una recompensa por ciertas obras. Cristo Jesús permitió que estuviera disponible para todas las personas, no sólo para los judíos.
Sólo hay un camino dado por Dios para el perdón de nuestros pecados: creer en Jesucristo como Señor y Salvador. Ninguna otra persona, método o ritual puede dar vida eterna a una persona. Algunos piensan que todas las religiones son igualmente válidas para ir a Dios. En una sociedad libre la gente tiene derecho a tener sus propias opiniones religiosas, pero eso no garantiza que sus ideas sean correctas. Dios no acepta una religión hecha por el hombre como un sustituto de la fe en Jesucristo. Él ha provisto un solo camino: Jesucristo.
Aquellos que confundían a los creyentes de Galacia eran cristianos judíos radicales, que creían que las prácticas del Antiguo Testamento, tales como la circuncisión y las restricciones en la comida, eran requeridas para todos los creyentes en Cristo. Debido a que estos maestros querían cambiar a los cristianos gentiles en judíos, fueron llamados judaizantes. Algún tiempo después de que la carta a los Gálatas fue enviada, Pablo se encontró con los apóstoles en Jerusalén para discutir este asunto (Hechos 15).
Cuando Pablo dijo que estos maestros querían pervertir el evangelio, él no estaba rechazando todo lo que fuera judío. El mismo era un judío que adoró en el templo y asistió a las festividades religiosas. Pero él estaba consciente de que nada se puede conseguir fuera de la verdad sencilla del mensaje: la salvación, es sólo por la fe en Jesucristo. Los judaizantes estaban deformando la verdad acerca de Cristo.
Pablo denunció enfáticamente la perversión del evangelio de Cristo por parte de los judaizantes. Él dijo que si aún un ángel del cielo viene y predica otro mensaje, debe ser "anatema". El invoca una maldición sobre el que difunda un evangelio falso y extiende esa maldición a sí mismo en caso de que él haga lo mismo. Su mensaje no debe ser cambiado nunca, porque la verdad del evangelio nunca cambia.
Pablo tuvo que hablar con dureza a los cristianos en Galacia porque estaban en serio peligro.
Pablo muestra sus credenciales, su mensaje era directamente de Cristo, había sido un judío ejemplar, había tenido una conversión especial, había sido confirmado en su ministerio por los otros apóstoles.
Pablo se refiere también a la experiencia diferente a la que tuvo en el camino a Damasco.
Pablo llegó a ser uno de los más grandes religiosos judíos de su tiempo, cumplidor escrupuloso de la ley y celoso perseguidor de los cristianos. Antes de su conversión fue aún mucho más celoso guardador de la ley que los mismos judaizantes. Él había superado a sus contemporáneos en conocimientos y prácticas religiosas. Había sido sincero en su celo, pero estaba equivocado. Cuando se encontró con Jesús, su vida cambió. Ahora canaliza todas sus energías en la edificación de las iglesias cristianas.
Dios guiaba el ministerio de Pablo y el no hacía nada que Dios no hubiera planeado de antemano, habiéndole dado poder para hacerlo.
Pablo se refiere a su conversión para mostrar que su mensaje vino directamente de Dios. Dios lo comisionó para predicar las buenas nuevas a los gentiles. Después de su llamado, Pablo no consultó con nadie, sino que pasó tres años en Arabia. Luego habló con Pedro y Santiago, desde entonces no tuvo contacto con cristianos judíos por varios años. En ese lapso, predicó a los gentiles el mensaje que Dios le había encomendado. Sus buenas nuevas no venían de un hombre, vinieron de Dios.
Pablo visita Jerusalén ya como cristiano.  A causa de la oposición en Jerusalén, Pablo había ido a Siria y Cilicia. En estos lugares remotos no tuvo oportunidad de recibir instrucción de parte de los apóstoles.
El cambio de vida en Pablo motivó alabanzas de personas que lo vieron u oyeron. Su nueva vida sorprendió a muchos, los que glorificaron a Dios porque sólo Él pudo haber transformado a este celoso perseguidor de cristianos en un cristiano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario