viernes, 14 de junio de 2019

Leyendo... 2 Corintios capítulo 2



LECTURA DIARIA:
2 Corintios capítulo 2

La frase de Pablo "otra vez a vosotros con tristeza" indica que ya había hecho un viaje dificultoso a Corinto desde que se fundó la iglesia.
Fue para enfrentarse a aquellos que en la iglesia estaban poniendo en discusión su autoridad como apóstol de Jesucristo, confundiendo a otros creyentes.
Pablo estaba bastante preocupado por ellos, por lo que los confronta con sus acciones equivocadas.
Pabló explicó que era tiempo de perdonar al hombre castigado por la iglesia y que se había arrepentido. Ahora necesitaba perdón, compañerismo y consuelo. Satanás podía ganar ventaja si separaban permanentemente a este hombre de la congregación en vez de perdonarlo y restaurarlo.
La triste carta llevada por Tito, finalmente motivó el arrepentimiento de los corintios y la disciplina del hombre trajo consigo el arrepentimiento. La disciplina de la iglesia siempre debe buscar la restauración. Hay dos errores que se pueden cometer en la disciplina, ser demasiado permisivos con el pecado y no corregir los errores o ser demasiado estrictos y no perdonar. Hay tiempo de confrontar y tiempo de consolar. Se emplea la disciplina en la iglesia a fin de mantenerla pura y ayudar a que la gente tome el camino del arrepentimiento. Pero satanás procura causar daño a la iglesia mediante la tentación que usa la disciplina que no perdona.
Tito era un griego convertido, a quien Pablo amaba en forma especial y en quien confiaba, la carta a Tito fue escrita por Pablo para él. Tito era una de las personas responsables de recolectar el dinero para los pobres de la iglesia de Jerusalén. Pablo envió también con Tito la triste carta. En el trayecto a Macedonia, Pablo esperaba encontrarse con Tito en Troas. Como no fue así, se preocupó por su seguridad y dejó Troas con la esperanza de que tendría alguna noticia en Macedonia.
Pablo enviaría a Tito a Corinto con esta carta. En medio de la discusión de su viaje imprevisto a Macedonia, Pablo agradeció a Dios por su ministerio, su relación con los creyentes en Corinto y la manera en que Dios lo usó para ayudar a otros dondequiera que fue.
En una procesión victoriosa en Roma, el general podía mostrar sus tesoros y cautivos en medio de una nube de incienso que se quemaba a sus dioses. Para los triunfadores, el olor era agradable, para las personas cautivas, tenía olor a esclavitud y muerte. Cuando los cristianos predican el evangelio, esto es buenas nuevas para unos y repulsión para otros. Los creyentes reconocen la fragancia de vida de su mensaje. Pero para los incrédulos tiene olor  desagradable.
Pablo pregunta: "¿Quién es suficiente" para la tarea de presentar a Cristo? Nuestra suficiencia siempre proviene de Dios. Él nos comisionó y envió. Nos ha dado el Espíritu Santo para hablar con el poder de Cristo. Mantiene sus ojos sobre nosotros, protegiéndonos mientras trabajamos para El.
Algunos predicadores en los días de Pablo eran "revendedores ambulantes" que predicaban sin entender el mensaje de Dios o sin importarles lo que pudiera sucederles a sus oyentes. No les interesaba expandir el Reino de Dios, sino el dinero. Hoy también existen revendedores religiosos a quienes les interesa sólo el dinero y no la verdad. Aquellos que realmente hablan en nombre de Dios deben caracterizarse por su integridad y no deberían predicar nunca por motivos egoístas.

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